"...hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros..." Octavio Paz. El Cántaro Roto.

CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.

miércoles, 31 de octubre de 2012

En lugar de autoridad, acuerdos y comunicación



La siguiente escena la presencié en mi tienda favorita de ropa íntima. Allí estaba una preciosa niña, no mayor de tres años, al cuidado de su papá mientras la mamá se probaba algo.  La pequeña intentaba acercarse a un mostrador para tocar la prendas que se encontraban atractivamente dispuestas con el fin de que los clientes hurguen, contemplen, elijan...  El papá, la hacía retroceder de inmediato con un no rotundo emitido desde un tono inequívoco de autoridad y firmeza. La pequeña retrocedía, pero no tardaba en emprender un nuevo intento de llegar al mostrador. Estas idas y venidas con todas las amonestaciones y los “no” incluidos, se repitieron como media docena de veces.  Viendo lo que pasaba, y antes de que la guerra de deseos entre padre e hija subiera de tono, decidí montar en mi nave espacial y llegar hasta el “Planeta Niña”. Me agaché para ponerme a su altura. La miré y le pregunté, “¿verdad que está interesante este mostrador? ¡Ah!, Mira toda esta ropa de colores tan bonita, ¿quieres tocarla?...” Y la peque me acompañó a tocar algunas piezas mientras yo le comentaba sobre los colores y las texturas. Luego le expliqué porqué había que volverlas a poner en su sitio. Ella satisfizo su curiosidad y su deseo, dejó todo en su lugar,  y  ya no necesitó ir otra vez hasta el estante para agarrar otra cosa. Se acabó la guerra, no hubo más necesidad de tantos “no”,  ni amenazas ni advertencias.
Veo brotar como flores en mayo, a padres preocupados por imponer límites, disciplina y autoridad. Frases como esta, abundan y son aplaudidas en el discurso del  Planeta Adulto: “no podemos permitir niños sin control y padres debilitados que no tienen idea de cómo ejercer su autoridad”. Pero muy pocas veces se oyen progenitores o cuidadores preocupados por entender cómo robustecer la disposición emocional, comunicación y capacidad de acordar con los niños. Andamos demasiado asustados por perder autoridad. La mayoría da por sentado lo que conviene a los pequeños y apuesta ciegamente por métodos directivos como recursos educativos por excelencia.
La psiquiatra infantil Francoise Doltó, autora de “La causa de los niños”,  dejó muy claro que los seres humanos tenemos la misma capacidad de compresión desde que somos concebidos hasta que morimos. El hecho de que un niño pequeño no maneje el discurso verbal con la misma capacidad que los adultos, no quiere decir que no comprenda.  Los niños, desde que son bebés, son perfectamente capaces de comprenderlo todo cuando les explicamos con respeto y con paciencia.  El asunto es que los adultos no tenemos confianza en la capacidad de los niños, ni empatía,  ni disposición emocional para hablar, explicar, comunicar y acordar con ellos. Es más rápido y cómodo imponer o dar órdenes esperando que nos obedezcan sin chistar.
Albert Einstein, explicaba que los problemas actuales no pueden resolverse con la misma mentalidad que los creó. Entonces, si realmente queremos soluciones, ¿por qué no cuestionar lo naturalizado? ¿Por qué frente a inquietudes sobre el modo en que nuestros niños necesitan ser educados hoy, en lugar de sacar respuestas del atávico baúl de los tan arraigados condicionamientos y creencias, mejor nos abrimos a nuevas preguntas? Preguntémonos, por ejemplo: ¿nuestros niños realmente necesitan más autoridad vertical, límites y disciplina o necesitan más comunicación, acuerdos y conexión emocional?.

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miércoles, 24 de octubre de 2012

Lo dijo el pediatra Carlos González en Conoce Mi Mundo

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Bésales mucho.
Entrevista al pediatra Carlos González
 Por Berna Iskandar.
Quienes conocen mi trabajo saben que el Doctor Carlos González es un experto al que admiro mucho y a quien frecuentemente cito y recomiendo.  Cuando  vino a  Caracas por primera vez para las también Primeras Jornadas Internacionales de Lactancia Materna, Alimentación Infantil y Crianza, organizadas por  La liga de La Leche Venezuela, no pude perder la oportunidad de entrevistarlo. Y así fue como en una escapada entre conferencia y conferencia,  sucedió el encuentro con el admirado y reputado pediatra español, miembro del Consejo de Asesores de Salud de La Liga de la Leche Internacional, fundador y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna,  autor del bestseller “Bésame Mucho” entre otros libros importantes que defienden la crianza respetuosa, el colecho, la lactancia y que han constituido portales de regreso, para muchos padres y madres, hacia prácticas de crianza humanizada. Un pediatra que no escatima  a la hora de recetar a los padres besar mucho a sus hijos,  cargarlos, consentirlos y dormirlos a pecho. Un ser humano fuera de serie, encantador, amable, cercano, sencillo, de humor genial y chispeante con el que nos  hace destornillar de risa al tiempo que derrumba los mitos de la crianza. La entrevista original fue hecha para mi programa de radio “Conoce Mi Mundo”, cuya transcripción comparto a continuación.  Espero que la disfruten tanto como yo la disfruté. 

BI: ¡Bienvenido Doctor Carlos González!

CG: ¡Hola, buenos días!  Encantado.

BI:  Doctor, ¿cree usted que en general, estamos bien informados los adultos, los padres y las madres, en relación a lo que nuestros hijos realmente necesitan, o circula mucha información errada sobre lo que los niños requieren en cada momento evolutivo que atraviesan?

CG: Probablemente en el aspecto físico sí les estamos dando lo que necesitan, pero en el aspecto emocional no siempre, porque todo el mundo comprende que los niños tienen que comer, no todo el mundo da el pecho, pero quien no lo da procura dar otra cosa en su lugar, pero el niño no se queda sin comer. En cambio en el aspecto emocional, hay gente que no comprende que los niños necesitan estar en brazos, necesitan atención constante, necesitan cariño, que les duerman en brazos, necesitan estar con sus padres día y noche. Y a veces no sólo no les damos lo que necesitan sino que los dejamos sin ningún sustituto.  Creemos que los niños pueden quedarse solos en una habitación sin que nadie les mime, sin que nadie les tome en brazos y los niños no pueden. Nos necesitan constantemente.

BI: A propósito de esto, doctor ¿qué opina de los métodos conductistas de crianza que proponen entrenar a los niños para que duerman solos de un tirón toda la noche,  de establecer horarios para pegarlos al pecho o alimentarlos,  y  del marcado interés por parte de los padres sobre el tema de disciplina, imponer reglas y autoridad?

CG: Precisamente me preguntaba una madre sobre esto de si tenía que entrenar a su bebé para que durmiera. A ver, claro que le tiene que entrenar ¿y cómo se entrena a un bebé para que duerma? Pues se le pone en la cama con los padres y, cada vez que se despierta,  se le da el pecho.  Y de esa manera el bebé se duerme y se le está entrenando para dormir. Pero hay gente que lo que hace es dejar llorar al niño.  Si le dejas llorar, le estás entrenando para llorar. Está clarísimo. ¿Cómo duermen los niños? Todo el mundo sabe como duermen los niños: les das teta, los coges en brazos, les cantas, les meces y se duermen. Pues eso es lo que hay que hacer para que los niños duerman.

BI: ¿Y entonces, qué es lo que pasa ? ¿Por que los papás y las mamás de estas épocas no lo comprendemos?    

CG: Yo pienso que lo que ocurre es que los padres sí que quieren hacer eso, pero que no se atreven porque algunos expertos o algunos libros les han dicho que está prohibido. Yo me he encontrado muchísimas veces en España, padres (sobre todo al principio, en el embarazo o cuando el niño es pequeño) que si les explico que pueden  coger a su niño en brazos siempre que quieran, que pueden meterlo en la cama con ellos, que pueden dormirlo en el pecho, se sienten felices. Dicen, “¡ah!, menos mal, nosotros pensábamos que no se podía,  que se iba a malcriar, que iba a tener problemas de sueño, que hacíamos mal.  Menos mal que sí que podemos…”  Muchísimas madres dicen: “ yo le cogería en brazos, pero no lo hago para que no se malcríe”. Nunca he oído la frase contraria, nunca he oído a una madre con su hijo en brazos decir “yo le dejaría llorar,  pero le cojo en brazos para que no tenga un trauma psicológico”... La madre que coge al niño en brazos no necesita justificarse en que alguien le ha dicho “cógelo en brazos”. Es que es lo que tenía ganas de hacer. Pero claro, no sé porqué motivos exactamente ha habido ciertos expertos que se han dedicado a prohibirlo. Y te prohíben precisamente las cosas más agradables. Nadie te dice “no le laves ni le planches la ropa a tu bebé, que se acostumbra y estarás treinta años lavando y planchando”. Nadie te dice “no le friegues la habitación que luego querrá que se la friegues toda la vida”.  Todo lo que es trabajo, lo puedes hacer: puedes cocinar, puedes fregar, puedes comprar, puedes planchar… Ahora, cuando llega la hora de divertirse,  de cogerlo en brazos, de cantarle canciones… Para eso tenemos a los hijos ¿no?, para disfrutarlos. Si no , ¿para que tenemos a los hijos? ¿para poder lanchar más ropa?
BI:  Quizás esto se vincule a la predisposición cultural de reprimir el placer
CG: Como aquello que dicen: que todas las cosas buenas o producen caries o engordan.   Afortunadamente, disfrutar de tus hijos, cogerles en brazos y cantarles canciones , ni produce caries ni engorda. Aprovechen eso. Es un placer permitido. Hace felices a los padres y hace felices a los hijos. Es que en eso consiste tener hijos, en lo bien que te lo pases con ellos y en lo bien que se lo pasan ellos contigo.
BI: Desde su voz de experto y defensor de estos temas, nos gustaría que nos explique ¿qué es todo esto de la crianza de apego, la crianza natural, respetuosa  que cada vez se escucha con más fuerza?

CG: Bueno pues, se trata de hacer lo que te sale de adentro hacer, lo que has hecho toda la vida. Es decir, ¿qué haces cuando tu hijo llora?, lo consuelas. ¿Qué haces cuando tu hijo se despierta?, pues lo metes en la cama contigo, lo abrazas y se vuelve a dormir. No es una cosa tan difícil, hasta las gatas que cuidan de sus gatitos lo saben hacer. No hace falta leer ningún libro ni oír programas de radio para aprender a hacer eso.  Desgraciadamente hace falta leer libros y oír programas de radio para que aquellos padres que han oído consejos erróneos sobre el tema y que les han hecho creer que eso es malo, se den cuenta de que no es malo ni está prohibido.  Al que no le han dicho nada, no necesita que le informen de esto. Espontáneamente lo  hacían nuestras bisabuelas y tatarabuelas. Siempre se ha hecho.  Querer a tus hijos, cuidarlos, llevarles en brazos, cantarles canciones de cuna. Brahms componía canciones de cuna. Es que ahora nos quieren hacer creer que antes con los niños, había mucha disciplina, y que somos nosotros los que los estamos malcriando,  que les estamos consintiendo. Es todo lo contrario. Yo empecé  la escuela a los cinco años.  Como la mayoría de los niños de mi generación, y ya era pronto. Busquen las biografías de los grandes hombres de la antigüedad. ¿Es que acaso Napoleón Bonaparte empezó la escuela antes de los siete? Los niños estaban muchísimo más tiempo con sus padres antiguamente. Si algo diferencia a los niños de principios del siglo XXI, de los niños de hace cien años o de hace quinientos años, no es el estar más consentidos, más mimados y tener de todo.  A ver, tendrán los niños mayores más juguetes, porque tenemos otro nivel de vida y porque los chinos fabrican juguetes muy baratos, pero los niños pequeños no quieren juguetes. Un niño de cuatro meses o un niño de dos años no se despierta a media noche diciendo “mamá, mamá, cómprame la PlayStation, mamá cómprame la PlayStation … hasta que no me compres la PlayStation no me duermo…”  No. Siempre te piden lo mismo: te piden brazos, te piden atención, te piden estar contigo.
La generación actual de niños es la que menos ha estado con sus padres en toda la historia de la humanidad. Nunca antes, los niños habían empezado la escolarización tan pronto. Muchos a los cuatro meses ya están yendo a una guardería. Nunca antes había habido tal porcentaje de niños que se quedase a comer en un comedor escolar. Yo no comí en un comedor escolar hasta la universidad.  Yo iba a mi casa a comer con mi mamá. Nunca antes había habido tantos niños que incluso al salir de la guardería o de la escuela todavía les falta una actividad. Todavía tienen que hacer o natación o gimnasia  o piano o inglés o lo que sea, para aumentar más todavía los horarios, y no nos damos cuenta de que los niños  lo que necesitan es a sus padres.

BI: Entonces, ¿cómo hacer en esta vida moderna que tiene más de moderna que de vida -como dice Mafalda- cuando los padres tienen que separarse de sus hijos a lo largo de ocho, diez o más horas diarias,  tragados por el mundo laboral en detrimento de la crianza? ¿Cuál es la alternativa o la propuesta? Porque se trata de todo un sistema que hay que desmontar y cambiar para ajustarlo a formas más amables, capaces de ofrecer a los pequeños lo que realmente necesitan que es cuerpo y presencia materna, paterna,  mirada, acompañamiento, consuelo…

CG: Pues es aquello de vivir como pensamos o acabaremos pensando como vivimos. Hay que tomar decisiones. Este sistema que estamos llevando no es bueno. Nos impide cuidar como deseamos de nuestros propios hijos. Cuando la función principal de cualquier especie animal es la reproducción, mantener la especie, criar a sus hijos…
Mi madre no trabajaba fuera de casa, y eso significa que vivíamos todos con el sueldo de mi padre, que no tenía un gran empleo, que no tenía estudios, que empezó a trabajar a los quince años, y con su sueldo  vivíamos todos y tres hermanos fuimos a la universidad. ¿Que las mujeres quieren trabajar también?, pues me parece magnífico, pero entonces lo lógico es que si antes trabajaba sólo el padre y trabajaba ocho horas, pues entonces que ahora trabaje cuatro horas cada uno.  Resulta que mi padre, trabajando cuarenta y dos horas por semana mantuvo una familia y la mantuvo con dignidad, y ahora para mantener una familia, a veces más pequeña, hacen falta ochenta horas de trabajo, cuarenta del padre y cuarenta la madre. Nos han estafado en este camino. Y al mismo tiempo, en España, tenemos cinco millones de parados. Es decir, no necesitamos trabajar más horas, porque lo que sobran son trabajadores. Entonces la cosa es tan sencilla como trabajar un poco menos, cobrar todos un poco menos, consumir todos un poco menos, vivir de otra manera... quizás más similar a como vivieron nuestros padres… Mis padres nos llevaron a la universidad, pero no teníamos coche (carro).

BI:  Pero ciertamente habrá que encontrar más alternativas de conciliación laboral familiar o ayudas sociales o respaldo de la “tribu” para las familias monoparentales donde la madre no tiene más opción que salir a trabajar la jornada completa o de lo contrario en casa no se come.  Y hablando de alternar entre madre y padre el tiempo dedicado al cuidado de los hijos ¿Cuál cree usted que debe ser el papel del padre moderno en la crianza?

CG: El que ha sido siempre, cuidar a su hijo, estar con él. Es que se ha hecho siempre. No nos podemos creer ese mito de que los padres no hacían más que estar en la taberna emborrachándose y no se ocupaban de los niños. Los padres han cuidado a sus hijos, los han lavado, los han llevado a pasear, los han llevado al parque. Lo que no puede hacer el padre es darle el pecho, y como los niños pequeños se pasan casi todo el rato mamando,  lo que difícilmente puede hacer es ocuparse del bebé. El bebé recae más en manos de la madre, pero no falta trabajo. Hay que lavar la ropa, el padre tiene muchas cosas que hacer y hay ratos en que el bebé no está mamando y lo tiene que coger en brazos igualmente porque la madre se tiene que duchar. A medida que el bebé crece, como ya no necesita todo el rato el pecho, el padre puede intervenir mucho más. A los niños y a las niñas, les encanta que su papá les cuente cuentos, que su papá les lleve al parque, les lleve de paseo, les encanta que su papá les ayude a hacer dibujos,  a montar bloques de construcción… simplemente es disfrutar de los hijos.

BI: Doctor, en todos los ámbitos donde me he movido, he escuchado de todo tipo de personas, sean padres, docentes,  profesionales como pediatras, jueces, psicólogos, incluso eminencias reputadas de la ética, filósofos en cátedras universitarias… referirse a los niños con frases como “los niños son como animalitos”, “niño no es gente” , “los niños no entienden”, “el niño es básicamente malo, es un tirano al que hay que doblegar con métodos punitivos de crianza para que comprenda  y se civilice”.  ¿Qué opina usted sobre esta visión de la infancia?

CG:  Pero, ¿de verdad hay catedráticos tan brutos para decir esas cosas?... ¿Cómo podemos pensar que un niño de dos años está haciendo el mal? ... Yo les recomiendo un libro que se llama The Philosophical Baby. Lo han traducido al español como El Bebé Filosófico (El Filósofo en Pañales) de la doctora Alison Gopnik. Este es un libro muy bueno, hecho por una gran científica que explica sus propias investigaciones y las de otros, sobre el desarrollo de la personalidad, de la conciencia, la mente en el niño y explica cómo los niños desarrollan espontáneamente su propia ética.  Por ejemplo,  a un niño de catorce meses le enseñan un plato en el que hay coliflor, y un plato en el que hay galletitas. Lógicamente los niños opinan que las galletitas son mejores. Entonces, entra una persona adulta desconocida que agarra la coliflor se la lleva a la boca y dice: “¡mmmm!, qué buena…”. Luego agarra una galletita, se la lleva a la boca y dice: “¡buuuak! , qué asco…”. Después, esa misma persona, le pide al niño que le dé algo, le pone la mano y le dice: “¿me das?”.  Los niños de catorce meses le dan una galletita, pero los niños de dieciocho meses, le dan una coliflor. Es decir, los niños de catorce meses ya son generosos. Son capaces de darle a un desconocido, lo que a ellos más les gusta. Pero los niños de dieciocho meses, además de generosidad, tienen empatía. Es decir, son capaces de comprender que a otra persona no le gusta lo mismo que le gusta a ellos. Entonces en vez de darle lo que creen que es mejor (la galleta) le dan lo que han visto que le gusta, que es la coliflor. Eso lo hacen a los dieciocho meses y luego nos quieren hacer creer que son malos.

BI:  Eso pasa. Qué bueno que lo diga usted, porque estoy segura de que le van a creer mucho más que a mi  (risas). Doctor, yo digo, “que levante la mano quien esté de acuerdo con el maltrato infantil”,  y nadie la levanta. Obviamente.  Pero luego cuando digo, “ahora, por favor, que levante la mano quien esté de acuerdo con la nalgada a tiempo para disciplinar”,  más del sesenta por ciento del auditorio apoya la moción.  Así suelen iniciar las charlas sobre crianza libre de violencia que dicto en Venezuela. Sin duda, una prueba de ácido infalible para poner en relieve la visión sobre la infancia que sostienen determinados colectivos. ¿Qué tiene usted que decir a estos padres y adultos quienes aún piensan que el azote, el cachete, la nalgada… son vías o herramientas para educar a los niños?

CG: A ver, en España está prohibido por la ley, y recuerdo cuando se prohibió (porque antes no estaba prohibido) el espanto de algunos. Recuerdo que hasta me entrevistaron en alguna emisora de radio, porque era como la polémica del día,  y  la gente a favor o en contra de que se pueda pegar a los niños. Había gente diciendo, “¿cómo puede el Estado meterse en estas cosas, qué derecho tiene el gobierno de inmiscuirse en la vida de las familias y decirte cómo puedes educar o no educar a los hijos? Yo les dije, “tienen ustedes mucha razón, porque empiezan prohibiéndote que pegues a tu hijo y, al final, es que no podrás pegar ni a la esposa”… A ver, ¿nos parecería normal pegar a la esposa o pegar al marido o pegar a un empleado o pegar a un camarero que nos ha servido mal? No pegamos a nadie. Al menos las personas civilizadas no pegan nunca a nadie. ¿Cómo puedes pegar precisamente a los niños,  a los seres más débiles y que más merecen tu respeto y tu protección…? Y precisamente a tu propio hijo,  cuando eres tú quien le tienes que proteger.

BI: Doctor, somos los adultos muy rápidos y creativos para producir argumentos que quitan legitimidad a las necesidades de los niños y las degradan a la categoría  de capricho o manipulación. ¿Por qué si un niño llora pidiendo brazos, si tiene una pataleta porque se siente frustrado y no cuenta con otros recursos para expresar su frustración, de inmediato calificamos al niño como malcriado y no atendemos lo que hay detrás de ese llanto o esa pataleta? ¿Cuáles son las necesidades legítimas de los niños?

CG:  Todas son legítimas. Los niños pequeños no tienen cuentos, sólo te piden lo que necesitan. La prueba es esta: ¿Qué te piden cuando lloran?, no hay un niño que se despierte a las tres de la madrugada y te pida que le compres la bicicleta o que le compres el video juego, y luego se dormirá. Al contrario. Si tu hijo de dos años se despierta por la noche y  tú vas y le dices: “hijo mío, si ahora te quedas en la cama y te estás calladito y no lloras más, mañana te compro la bicicleta”. A qué no funciona. Si el niño tiene edad suficiente para entender todo el razonamiento,  igual hace un esfuerzo, pero como no aguantará más de dos minutos, luego llorará el doble porque no están sus padres y los está llamando como siempre, y además llora de rabia porque se ha dado cuenta de que se ha perdido la bicicleta. Pero no lo puede evitar. No puedes comprarle con dinero o con juguetes lo que necesita, porque lo único que quiere es estar contigo. Y además de manera totalmente desinteresada. No solamente quieren estar con sus padres los niños que tienen unos progenitores maravillosos, extraordinariamente cariñosos, que se han pasado horas estando con ellos y jugando con ellos. No. Incluso los niños con padres que gritan, que dan nalgadas, que dejan llorar al niño, siguen llamando a esos padres. Los quieren con locura. Los niños no nos piden que seamos buenos, nos quieren por el simple hecho de que seamos sus padres. Hagamos lo que hagamos nos van a querer. Pues tomemos ejemplo, y queramos a nuestros hijos, hagan lo que hagan, como ellos nos quieren a nosotros.

BI: Bella su reflexión, doctor. Estoy segura de que a muchos les tocará el corazón. Es nuestra intención, y ojalá así sea porque los despropósitos que vemos a diario en el trato de los adultos hacia los niños, no son pocos ni constituyen un problema menor.  Doctor González, para cerrar y agradeciendo su generosidad al regalarnos el espléndido tiempo y acercarse hasta los micrófonos de Conoce Mi Mundo para darnos esta entrevista exclusiva, en medio de las Primeras Jornadas de Alimentación Infantil y Crianza organizadas por La Liga Internacional de La Leche Venezuela, ¿qué recomendación final nos deja a sus seguidores, lectores y oyentes del programa?... Por cierto, Doctor, ¿además de sus libros,  entrevistas, artículos y videos publicados en distintos sitios de la Web, tiene usted algún sitio oficial en Internet o redes sociales como Twitter o Facebook?

CG: ¡Dios me libre!

BI: (risas) ¿Ni piensa hacerlo?

CG: ¡Ni pienso hacerlo!

BI: ¡Ah! ¡Qué lástima!

CG: Página Web no sé, pero desde luego cuenta en Twitter,  no. Porque cuando ves a la gente con su telefonito enviando y recibiendo cosas, en vez de hablar con el que tiene al lado… Al principio Internet te abría nuevos mundos, pero ahora te los está cerrando. Están viviendo en la realidad virtual. Quedas con un amigo, y en vez de hablar con el amigo con el que has quedado,  estás todo el rato con el teléfono quedando con otro amigo, al que cuando veas, no hablarás porque estás quedando con el tercer amigo… Disfruta el momento en el que estás, en lugar de estar perdido en Internet. Y sobre el consejo o recomendación final que me pedía para los padres, yo diría lo mismo: que disfruten de sus hijos ahora. Que se olviden del futuro, de hacer tal cosa para conseguir tal otra. Disfruta a tu hijo ahora, tienes un niño, es un bebé, ¿no has visto lo mono que es?, ¿no has visto cómo sonríe, cómo se le cae la baba? , ¿no has visto que te tapas la cara, le dices “cocuy” y el niño ya está feliz como si lo hubieras llevado a Disneylandia?  Pues, disfrútalo ahora, que es cuando puedes…

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jueves, 18 de octubre de 2012

Taller Crianza Respetuosa 4 de noviembre 2012

TALLER  CRIANZA RESPETUOSA

FECHA: DOMINGO 4 DE NOVIEMBRE DEL 2012
HORARIO: 9:00AM-1:00PM 
DIRIGIDO A PADRES, MADRES, FAMILIARES, CUIDADORES , DOCENTES Y PROFESIONALES QUE BUSCAN NUEVOS REFERENTES PARA UNA APROXIMACIÓN MÁS CONSCIENTE EN EL TRATO HACIA LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES.


Dictado por Berna Iskandar comunicadora social, madre, divulgadora de temas de crianza, paternidad, maternidad y derechos de infancia y adolescencia. Conductora y productora del programa Conoce Mi Mundo  en la Emisora Cultural de Caracas 977FM, pionero y único en los medios venezolanos enteramente dedicado a promover crianza en cultura de paz, desde hace más de seis años.

La calidad de la crianza, no es un tema menor, ni un problema más que atender, es el epicentro de los problemas humanos y sociales y debe importar a todos, hombres y mujeres, seamos o no padres o madres. De cómo criamos hoy a nuestros niños y adolescentes, dependerá que construyamos un mundo más violento, con más cárceles y hositales o un mundo más humanizado.
Individuos, sociedad, empresas, instituciones, gobiernos, todos, debemos cerrar filas para proteger y promover una crianza y educación basada en el buen trato, el amor, la empatía, el compromiso emocional, el respeto y la dignidad.
Padres y madres hacemos lo mejor que podemos con lo que sabemos, pero a veces necesitamos nuevos referentes de ayuda para comprender y conocer mejor el mundo de los niños y adolescentes, entender el porqué de su comportamiento, qué esperan o cuáles son sus necesidades legítimas, para basarnos sobre expectativas realistas que permitan facilitar el buen trato, el vínculo y la asistencia durante el proceso de formación y crianza.
Algunos temas a desarrollar serán: Estilos de crianza; Las etapas en el proceso evolutivo y sus distintas necesidades; Principios y herramientas para el buen trato hacia los niños y adolescentes; Límites y disciplina humanizada; Formas de violencia visibles e invisibles (reconocer, prevenir, sanar).
Inversión: Bs 150,oo por persona
 Para inscripciones escribir a nuestro correo
Email: conocemimundo@gmail.com
Cel: 0412 6315555 

 Mamás en lactancia pueden asistir con sus bebés 
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Este Taller es posible gracias al apoyo de Asociación Civil Ananda
Red de Intercambio Solidario
 
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miércoles, 10 de octubre de 2012

Período de adaptación escolar






Hace un par de semanas se me ocurrió circular a través de las redes sociales algunos comentarios, reflexiones y también algunos artículos posteados en la blogósfera maternal volcada a la crianza respetuosa, relativos al tema del sufrimiento que experimentan muchos niños llegado el momento de iniciar el preescolar o la guardería. Se generó el debate sobre la necesidad de realizar un periodo de integración, familiarización o adaptación escolar real y a cabalidad respondiendo a las necesidades legítimas de los pequeños de manera de humanizar la experiencia y convertirla en en una transición más saludable y más amable para todos, pero especialmente para los chiquitines. Llegaron opiniones e inquietudes de muchas madres que atravesaban el proceso de reinicio de clases en medio del mar de llantos y desgarros de sus propios pequeños o de sus compañeritos. De la tormenta de menciones con inquietudes y opiniones enviadas a nuestra cuenta @conocemimundo   recogí las siguientes:


@bebavgs Me asombra cómo las mamás dejan a sus bebés y se van. En la guaderia  vi bebe llorar más de 2 horas llamando a mami.
@sonirebm Mi hija 1 año / 3 meses, estos días que he estado con ella en el aula, sigue pegada a mi y aún llora. No me imagino haberla dejado sola.
@Campanera810 Muchos colegios impiden el acceso de los padres para ocultar sus carencias y fallas. No quieren la contraloría de padres.
@Eelita Oye pero al final de cuentas es una quien decide dónde matricula a los hijos. Una escuela asi no va conmigo.
@Anitalu02 Mi hija (18 meses) fue arrancada de mis brazos su primer día en el maternal. Tardo 2 meses en dejar de llorar. Fue muy duro.
@danieladelgadom Y si uno quiere quedarse y apoyarlo, las maestras dicen que “eso les hace daño”
@JGTramontin Muchos colegios ni siquiera te permiten que te bajes del auto y acompañes a tu peque al aula!! Imaginate lo demás...
@miriamtirado  Hay tan poca conciencia sobre este tema! Y los adultos, a menudo, no somos capaces de acompañar esta adaptación como deberíamos. Me duele el alma cada vez que una madre me cuenta cómo llora su hij@ cuando ella se va. En muchos sitios la #adaptación es igual a cero. Yo, estoy ahora en este periodo con mi hija. Muchos padres se van aun teniendo la posibilidad de quedarse. ¡El llanto desgarra! Los adultos no queremos ver porque nos conecta con lo ya vivido, también separaciones traumáticas. ¿Crees exagerado hablar de maltrato institucionalizado en donde no se permite una adaptación real? 
@Jeaherrera En el cole nuevo de mi hijo me dijeron hoy que uno no se puede quedar, si hace falta te llaman… eso no me gusto para nada.
@merigaby Me está pasando, trato de quedarme con ella un rato, tarda en tranquilizarse y las maestras ya te dicen que tienes que salir

Con el propósito de dar respuesta a las inquietudes de las mamás tuiteras y de otras mamás, papás, cuidadores, docentes que nos siguen y escuchan nuestro programa, invité a la psicoanalista infantojuvenil Gladys Michelena,  precursora en Venezuela en la creación y aplicación de procesos de integración escolar, con muchos años de experiencia como  asesora en preescolares y guarderías. 

Para escucha la entrevista haz clic en el player

 

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El mito de los niños independientes
La angustia de separación, por Carlos González 
Reinicio de la escuela, ¿resignación?, ¿adaptación?, ¿integración? Vía blog Criando Amando

martes, 9 de octubre de 2012

Los niños necesitan más tiempo con sus padres

 
El psicoanalista inglés, John Bowlby, pionero en los estudios de la importancia del apego en la crianza, escribió una vez: "La energía que el hombre y la mujer dedican a la producción de bienes materiales aparece cuantificada en todos nuestros índices económicos. Pero la energía que el hombre y la mujer dedican a la producción en sus propios hogares, de niños felices, sanos y seguros de sí mismos, no cuenta para nada en ninguna estadística. Hemos creado un mundo trastornado”.
El padre de la Teoría del Apego, atrapa en un breve párrafo, la esencia del orden social patológico que hemos construido y que impera en el mundo. Un orden integrado por hombres y mujeres que consolidan visibilidad, remuneración económica, reconocimiento e “independencia” en el ámbito exterior (negocios, profesión, estudios, trabajo, deporte, política…) pero que en el interior del hogar, dedicados al cuidado de la familia y la crianza de los hijos, pierden autonomía, se vuelven invisibles y no son remunerados ni compensados económicamente. Según la autora argentina, Laura Gutman, esto explica la razón de que nuestra identidad se encuentre puesta afuera y no ubiquemos el lugar desde donde sentirnos disponibles cuando se trata de atender las demandas legítimas de tiempo y atención que exigen nuestros hijos y que por lo tanto nos desbordan.  
Entre los infinitos recursos construidos para fortalecer un sistema interesado en que vivamos más que nada hacia afuera, aparece el concepto de “tiempo de calidad”, con el cual se pretende compensar el poco tiempo que los padres disponemos para nuestros hijos. 
Tiempo de calidad no sólo implica estar cerca físicamente, si no también conectados, con la escucha activa, la paciencia, el respeto y la empatía que nuestros pequeños necesitan de nosotros y que, ciertamente, son indispensables para prodigarles una crianza saludable. Pero cuidado, el tiempo de calidad sin cantidad de tiempo, no basta. Ninguna tarea importante puede realizarse con éxito, si además de calidad, no le dedicamos también, cantidad de tiempo. Un proyecto de trabajo, una carrera universitaria, requiere mucho de nuestro tiempo. La crianza de nuestros hijos no es la excepción.
Preguntémonos, por ejemplo,  como escribe el pediatra y autor Carlos González en su libro Bésame Mucho:  ¿se nos ocurriría decirle al jefe que en lo sucesivo trabajaremos dos horas en lugar de ocho a diez horas diarias, porque las dos horas serán tiempo de calidad?.  Entonces, ¿qué es lo que nos hace creer que con nuestros hijos sí se puede?...  
Posiblemente a estas alturas estarán pensando, “Ajá, ¿y cómo quedarnos más tiempo con los hijos si necesitamos trabajar para pagar las cuentas?”. Pues la verdad es que no hay soluciones fáciles, pero soluciones sí hay. El cambio de paradigmas nunca ha gozado de popularidad, al contrario, tiene demanda negativa, genera resistencia porque toca intereses, fibras sensibles y casi siempre hace saltar resortes. Tampoco sus resultados pueden verse a corto plazo, si no en generaciones. Estamos hablando de una transformación profunda de mentalidad, de cultura y de sistema de vida. Se necesitan bríos y ganas de hacerse conscientes en medio de un sistema que arrastra hacia la dirección contraria, hacia los mecanismos de evasión y huida.  Pero tenemos que tomar decisiones, porque de ello depende que regeneremos el tejido social desgarrado a partir de la soledad y el abandono en los que se encuentran nuestros niños y adolescentes. 
Todo esfuerzo y compromiso bien vale la pena, ¿cierto?.

 

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