"...hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros..." Octavio Paz. El Cántaro Roto.

CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.

jueves, 30 de mayo de 2013

La importancia de palabrear a los niños

Por Berna Iskandar


 “El niño que escucha las palabras que describen lo que está experimentando se siente profundamente consolado. Alguien ha reconocido su experiencia interna.” Faber & Mazlish


Me emociona  cada vez que recibo testimonios como el de este papá que asistió a uno de mis Talleres de Crianza Respetuosa y escribió en twitter lo siguiente: “¡Muy buenos días, Berna! Te cuento que practiqué la forma respetuosa de cambiarle el pañal que nos enseñaste el sábado en Maracay y mi hijo se portó genial, relajado y lo mejor de todo es que no tuve que gritarle.  Gracias.” Otras mamás y papás ansiosos por encontrar una fórmula para lograr el mismo resultado con sus peques,  al leer el comentario, me pidieron que les explicara el método. Pero, como no se trata exactamente de un método, ni tampoco de perseguir un único fin como cambiar pañales respetuosamente, sino que se trata de un principio que debería orientar nuestra aproximación en general hacia los pequeños, les prometí que se los explicaría en un post. Así me puedo extender un poco más y queda colgado en la web para todo el que quiera leerlo.

Veamos. La psiquiatra infantil Francoise Dolto, cuyo ideario sirvió de base a sus  discípulos quienes se constituyeron en los pioneros de la consolidación de los Derechos del Niño, partía del principio de que sin importar lo pequeño que fuera y al margen de que maneje o no el lenguaje verbal, un ser humano tiene la misma capacidad de compresión desde que está en el vientre de la madre hasta el día de su muerte. La terapia de Dolto con los niños,  consistía  en explicarles todo aquello que les circundaba, en informarles lo que ocurría en su entorno, en ayudar a poner palabras a todo lo que el niño podía estar sintiendo o deseando, etc.  Tal y como la psicopediatra francesa afirmaba de un modo sustantivo y preclaro, los adultos desestimamos las capacidades de entendimiento y el potencial de los niños para buscar por ellos mismos aquello que les oriente frente al mundo que comienzan a conocer y a explorar, lo cual nos lleva a dar sistemáticamente órdenes en lugar de comunicar e informar. Para ilustrarlo, Francoise Dolto usó el ejemplo de un turista japonés que llega por primera vez a París, explicando que, en ese caso, otro adulto no le daría órdenes sobre lo que debería hacer o los lugares que debería visitar. Simplemente le ofrecería la información necesaria (el funcionamiento del transporte público, los mejores lugares para comer, etc.) respetando su integridad y tomando en cuenta su deseo  para que pueda desenvolverse en una ciudad a la que acaba de llegar y que no conoce.

Si confiáramos en las capacidades intrínsecas y habilidades innatas de los pequeños para comprender, para co-producir, para crear y construir progresivamente el modo en que enfrentan, asimilan, se adaptan o modifican el mundo, si respetáramos y reconociéramos su integridad como personas, le informaríamos al niño en lugar de ordenarle e imponerle, además de que nos esforzaríamos por indagar su deseo y su opinión en cada situación. Y aquí viene el ejemplo del pañal:  en lugar de quitárselo directamente sin decir nada,  o sin dar ninguna explicación, le informamos al niño lo que está ocurriendo en ese momento, “mi amor, el pañal se ensució, debes sentirte incómodo, vamos a cambiarlo… ahora lo voy a retirar… en este momento te voy a lavar con agua… ahora vas a sentir un poco de frío, etc. ...”  Es muy importante reconocer y ponerle palabras a lo que el niño puede estar sintiendo. Por ejemplo, si llora o se incomoda le podemos decir, “yo sé que te molesta cuando hacemos esto… es lógico que llores… entiendo lo que sientes, a mi también me desagrada cuando me hacen algo que no me gusta…  ya va a pasar, vas a ver que luego te vas a sentir limpio y cómodo, etc.”  Y así, al igual que con el pañal, con todo lo demás. Cuando vamos a salir, explicarle a dónde vamos. Si lo dejamos a cargo de otra persona, en lugar de irnos sin avisar, explicarle con quién se queda, a dónde iremos y cuando regresaremos, etc. En resumen, informar, describir, apalabrar constantemente y con un discurso transparente lo que acontece alrededor, lo que el niño puede estar sintiendo, incluso lo que como adultos sentimos en un momento dado y que puede ser percibido por el niño, permite que, por pequeño que sea, aunque maneje  o no el lenguaje verbal,  el niño progresivamente vaya dando estructura a la experiencia que acontece en un mundo que comienza a conocer y que muchas veces puede resultarle inquietante. Y esto se logra, en primer lugar, en la medida en que  renunciemos a nuestro punto de vista adulto, arrogante y prepotente, desde el cual acostumbramos a imponer a partir de la creencia de que “niño no es gente”, ni es capaz de entender nada.  Y, en segundo lugar, cuando estamos en condiciones de establecer una mirada adulta  consciente capaz de nombrar la realidad emocional desde un discurso veraz, no distorcionado. 


Twitter. @conocemimundo


miércoles, 22 de mayo de 2013

Ser padres y madres conscientes

Por Berna Iskandar


Podríamos considerar a grandes rasgos la existencia de dos enfoques que orientan la manera de entender la infancia y de criar a los hijos. Por un lado nos encontramos con la visión clásica, tradicional, autoritaria y directiva, denominada “Puericultura Negra” o “Pedagogía Fascista” por la psicoanalista Alice Miller. Un enfoque que parte del principio de que los niños son seres absolutamente irracionales, instintivos y fuera de todo control, que no saben ni entienden nada o muy poco. Seres por tanto, inferiores a los adultos. Con lo cual, nuestra responsabilidad como padres o como madres -según este enfoque- es ejercer de policías de una cultura cada vez más alejada de los instintos, con el objeto de hacer que los “pequeños monstruos” encajen dentro de las exigencias de una sociedad que ya ha establecido previamente unos parámetros incuestionables. En estas premisas autoritarias se encuentra el origen y justificación de infinitas dosis visibles e invisibles de violencia en el trato hacia los pequeños.

Por otra parte nos encontramos con el enfoque de crianza consciente, flexible y democrática, respetuosa que parte del entendimiento de que los niños son seres fundamentalmente buenos y que criarlos no supone una imposición o una inyección de normas y límites incuestionables establecidos por la cultura, sino un acompañamiento respetuoso y empático, confiando en las capacidades intrínsecas y habilidades innatas de los pequeños para co-producir, crear y construir progresivamente, el modo en que enfrentan, asimilan, se adaptan o modifican el mundo. Un enfoque donde el niño es considerado como un igual y tratado con dignidad para que se desarrolle en su máximo potencial respondiendo a su esencia propia, única y original.

Basándome en la experiencia de mis años de trabajo divulgando temas de crianza consciente e inspirada en el decálogo de “Principios de los padres conscientes” de la doctora Aletha Solther, directora del Aware Parenting Institute, decidí escribir algunas reflexiones sobe el ejercicio de padres y madres volcados a este tipo de crianza, y que a continuación comparto con ustedes:

  • Los padres conscientes aceptan a sus hijos tal y como son, respetando, protegiendo y fomentando el desarrollo de su potencial único y de su libre personalidad.
  • Los padres conscientes tratan a su hijos como a un igual, con el mismo respeto y consideración con el que esperan ser tratados. No pegan, ni gritan, ni imponen a sus hijos.
  • Los padres conscientes escuchan a los hijos sin banalizar sus sentires, deseos y expresiones, asumiendo que son siempre importantes.
  • Ser padres conscientes es palabrear constantemente a los pequeños, contarles lo que nos pasa, lo que esperamos de ellos, lo que necesitamos.
  • Los padres conscientes buscan tras la superficie las razones del comportamiento en lugar de interrumpir conducta con métodos punitivos.
  • Ser padres conscientes es respetar los propios ritmos madurativos de los hijos en lugar de forzarlos a responder según los ritmos externos.
  • Los padres conscientes se preocupan por comprender la naturaleza de cada etapa madurativa de su hijos y tienen expectativas verdaderas sobre lo que se puede o no esperar de los pequeños según su momento evolutivo.
  • Ser padres conscientes es ponerse en los zapatitos de los hijos, comprender cuáles son sus necesidades reales y satisfacerlas sin reparos.
  • Ser padres conscientes es darse el permiso de cuestionar lo naturalizado y hacer las cosas de un modo distinto al que se ha hecho siempre.
  • Los padres conscientes se permiten ejercitar la autocrítica, y cuando se equivocan, saben pedir disculpas a sus hijos.
  • Los padres conscientes comprenden la importancia de emprender la propia búsqueda y el trabajo interior para reconectar con la consciencia despierta y desde allí educar a los hijos.
  • Los padres conscientes saben ser democráticos, flexibles y enseñar a los hijos a comprender sus deberes sin violar sus derechos .
  • Los padres conscientes ofrecen explicaciones y alternativas, en lugar de imponerse y dar sistemáticamente órdenes.
  • Ser padres conscientes es sustituir la autoridad, por comunicación, acuerdos y compromiso emocional.
  • Los padres conscientes comprenden la diferencia entre educar a un niño respetuoso, consciente , empático y educar a un niño sumiso y obediente.
  • Los padres conscientes comprenden que el hogar no es un cuartel, sino un útero amoroso y nutricio donde se forman los seres humanos que luego echaremos al mundo.
    Twitter. @conocemimundo

miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Qué es el colecho?

Por Berna Iskandar
Cuna colecho vía www.bebesmundo.com

Como colecho se entiende la práctica de dormir con los bebés o hijos pequeños, en cama conjunta. Es una costumbre que no constituye ninguna novedad puesto que se ha hecho siempre a lo largo de la historia de la humanidad como una práctica natural que responde intuitivamente a nuestras  necesidades mamíferas de contacto durante la noche cuando todo se vuelve oscuro y amenazante, y por otra parte, como una forma de acompasar los ritmos ynecesidades del niño con los de la familia, de manera de lograr dormir, todos, lo mejor posible.  Sigue siendo una costumbre muy extendida. La novedad es que ha sido censurada por la opinión de algunos especialistas que basan su postura en teorías conductistas, lo cual ha generado que muchos padres quienes practican colecho se sientan criticados, inseguros, culpables y no lo manifiesten abiertamente. Es decir, que muchas familias modernas, occidentales, hacen colecho “en closet”, y otras quisieran, pero no se atreven. Sin embargo en los últimos años, muchos especialistas basados en los nuevos descubrimientos de la neurociencia,  han comenzado a reconocer y divulgar los beneficios del colecho, por lo que  cada vez es asumido y practicado más abierta y  extendidamente entre los padres con tendencia a responder a lo que les dicta la intuición y volver hacia los métodos naturales de crianza.

Algunas  investigaciones han demostrado que el colecho nutre los vínculos,   regula y sincroniza patrones de sueño, respiración, etc.,  de la madre y de su bebé;  ayuda a la madre a despertar la sensibilidad  hacia  las necesidades de su bebé e influye en el mantenimiento de la producción de leche, por tanto favorece la lactancia materna.  También se ha evidenciado que aquellos niños que compartieron camas con sus padres desarrollan las bases para ser más independientes, tranquilos, seguros y optimistas.

Los médicos y expertos defensores del colecho, afirman que esta práctica contribuye a disminuir el riesgo de síndrome de muerte súbita en el lactante siempre que se realice un colecho seguro, por lo que  desaconsejan dormir con los hijos si se padece de obesidad, si la madre es fumadora o ha fumado durante el embarazo,  si los padres han tomado drogas, alcohol, están muy cansados o en condiciones de hacinamiento. Una alternativa de colecho, es mantener  la cuna o moisés pegada a la cama de los padres para no tener que levantarse en las noches y facilitar así los beneficios del contacto con el bebé durante una etapa en que los despertares nocturnos del pequeño son naturales y frecuentes.


Enlaces relacionados:

Dulces sueños

La ciencia del sueño infantil 

 

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miércoles, 8 de mayo de 2013

Crianza con apego y crianza respetuosa ¿son la misma cosa?

Por Berna Iskandar


La crianza con apego parte de la teoría del apego propuesta originalmente por el psiquiatra infantil John Bowlby  quien sostuvo y demostró -a través de estudios y observaciones directas con niños- que la necesidad de contacto, proximidad, mirada, cuerpo, consuelo… satisfechas de manera constante por parte de un adulto significativo que sepa reconocer e interpretar las necesidades del niño, constituye la base del sano desarrollo del ser humano.  Difiere del planteamiento de Sigmund Freud, quien estudió la impronta de la infancia a través del adulto mediante el psicoanálisis y no directamente en niños como lo hizo Bowlby. Por otra parte el padre del psicoanálisis califica el deseo de apego del bebé como un producto secundario derivado del deseo de satisfacer la necesidad primaria de llegar al alimento que ofrece la madre (el bebé siente deseo  de apego hacia la madre porque sabe que en ella encontrará la fuente de alimento). Bolwby, el padre de la teoría del apego,  en cambio, revela y demuestra que al igual que alimentarse, el apego en sí mismo ya es una necesidad primaria, tan potente y vital para garantizar la sobrevivencia y el desarrollo saludable de los seres humanos.

Somos mamíferos, primates (muy sofisticados pero lo somos) por lo tanto dependemos del contacto piel con piel para sentir afecto y seguridad, sobre todo cuando somos crías completamente carentes de autonomía y muy dependientes para sobrevivir. Estar en contacto permanente con el cuerpo de la madre nos permite sentirnos seguros, a salvo. Sentir la piel, el olor, la voz, los latidos de la madre, es nuestra  garantía de sobrevivencia y es el modo de percibir seguridad, placer, amor, confianza. Un bebé desde el primer momento en que registra una necesidad y hasta que la misma es cubierta,  atraviesa un lapso de experiencia en extremo sufriente, en el cual se llena de estrés y de miedo, porque biológicamente registra amenaza a la sobrevivencia.  Por eso la crianza con apego derrumba el mito de que debemos enseñar a los bebés a “tolerar la frustración”, y propone satisfacer de inmediato y continuamente las necesidades del bebé previniendo así que sus niveles de estrés aumenten y perjudiquen su desarrollo cerebral y emocional.

Aunque lo hayamos perdido de vista, somos descendientes de antepasados humanos que llevaban a sus crías todo el tiempo en brazos o colgadas en pareos, dormían con ellas, las alimentaban con pecho durante años, las criaban piel con piel, sin dejarlas llorar, y todo esto porque de otro modo no hubiéramos sobrevivido como especie. Retomar esas prácticas es lo que propone la crianza con apego, porque  aunque ya no vivamos en cuevas al acecho de fieras predadoras, sino en hogares más seguros,  los bebés de hoy siguen respondiendo a las mismas características biológicas  de los bebés de hace millones de años. 

La crianza con apego se inscribe dentro de los principios de la crianza respetuosa, aunque hace énfasis en los primeros años de vida del niño o la niña, durante los cuales atraviesan el período de mayor dependencia de la madre para subsistir. Sin embargo un niño a cualquier edad, según sea la característica de su momento evolutivo, siempre necesita establecer un apego seguro con adultos significativos. Necesita para su sano desarrollo, al igual que comer y respirar, contar con la certidumbre que le prodiga saber y experimentar que hay uno o varios adultos  a su cargo, responsivos y en conexión con su alma infantil.

Los principios de la crianza respetuosa podrían resumirse en cuatro aspectos fundamentales, los puntos 2 y 3 se vinculan directamente a la crianza con apego:

1.     Horizontalidad: Tratar a los niños como a iguales. No hacer al niño lo que no nos gustaría que nos hicieran.
2.     Empatía: ser capaces de sintonizar con el alma infantil de nuestros pequeños, reconocer y valorar sus necesidades auténticas sin degradarlas a la condición de capricho.
3.     Ser responsivos de inmediato y sostenidamente ante las necesidades, sentires y expresiones del niño.
4.     Límites y disciplina razonable, no punitiva, flexible, democrática, humanizada, respetuosa de los derechos del niño.

Enlaces relacionados:

Para un cerebro sano, mucho amor, mimos y brazos

Lo dijo el pediatra Carlos González en Conoce Mi Mundo

 





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miércoles, 1 de mayo de 2013

Mi letra para un Rap



Gente amada, esto que les traigo hoy no es un artículo. Es Mi Letra Para Un Rap. La escribí hace un tiempo y estaba medio guardadita esperando por el momento indicado para ponerse a circular. Todavía no tiene música,  pónganla ustedes ...  Aquí va.  ¡Que la disfruten! : )
 

Me preguntas qué hacer con tu hijo o tu hija cuando se porta mal,

cuando llora o grita sin parar

cuando no te hace caso

ni te obedece sin chistar

Tú me pides la receta y yo te la voy a dar

Una potente receta que nunca va a fallar

La receta para conseguir

la crianza feliz

Oye la voz del corazón

ella siempre te dice que a tu hijo quieres respetar,

proteger, escuchar, consentir, amamantar

Porque tu corazón sabe que mimar no es malcriar.

Por eso cuando llora, a tu hijo quieres atender, calmar, consolar,

y nunca sus necesidades descalificar.

Sigue tu instinto que manda a que a tu hijo quieras cargar,

Piel con piel y cerca de tus besos todo el tiempo llevar,

abrazar, acariciar, con amor acompañar.

Con calidad de tiempo y mucha cantidad.

Sobre todo mucho compromiso emocional

y así la preservación de la especie asegurar


A tu hijo a tu hija

todo

con respeto, con amor y con paciencia le vas a comunicar.

Tratándolos siempre como a un igual,

Así mismo como tú quieres que te traten los demás.



Porque niño si es gente

Porque niña si es gente


Mamá, papá

relájate y oye atentamente

tira ya pa` la basura todo lo decadente

el complejo de superioridad.

la jerarquía, las órdenes, la disciplina y la autoridad,

la ciega obediencia de academia militar



El hogar no es un cuartel

El hogar no es un cuartel

es un útero amoroso, cálido y afectuoso

su función es contener, arropar y formar

a los seres humanos felices, dignos y compasivos que al mundo vas a echar.



Tantos y tantas que gritan

no cargues a tu hijo porque lo vas a malcriar

Tu estás loca, hasta cuándo lo vas a amamantar

Ese niño es caprichoso y hay que castigar

una nalgada a tiempo le tienes que dar

y si no pal rincón lo tienes que mandar

ninguna atención le debes prestar

Son las voces nefastas

las voces depredadoras, destructoras de la felicidad

cancerberas del orden patológico actual

Por eso la depresión es una pandemia mundial

y la violencia hoy desgarra el tejido social

las adicciones nos devoran, nos esclavizan

las enfermedades nos consumen,

perdimos el sentido de la vida

construimos un planeta lleno de cárceles y hospitales

un mundo existista, egoista, fraticida.

lleno de adultos buscando desesperadamente el amor de mamá y papá

Porque cuando lloraste no te abrazaron, te castigaron, te pegaron, no te pararon,

y a fuego vivo en tu corazón marcaron

la violencia del desamparo



Escríbelo en el espejo donde todos los días veas tu linda carita:

Un niño, una niña nunca pide lo que no necesita...



Twitter. @conocemimundo