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miércoles, 3 de abril de 2013

Paciencia para criar, ¿de dónde la sacamos? (Parte IV)


“Con una pequeña ayuda de mis amigos”,  llegamos a la cuarta entrega de esta serie de cuestionarios sobre la paciencia, que hemos compartido cada miércoles.  (Aquí pueden ver la primera parte, aquí la segunda y aquí la tercera) 

Ha sido inconmensurable el aporte de especialistas, docentes, psicólogos, mamás y papás blogueros de Iberoamérica, todos muy sensibilizados y comprometidos con el buen trato hacia nuestros pequeños. Estoy segura que seguirán encontrando  nuevos referentes para lograr el tan preciado y escaso atributo de la paciencia, indispensable para criar libre de violencia.

En esta oportunidad contamos con la sabia y sensible opinión de dos grandes y queridos amigos: Oscar Misle Terreno, uno de los gurúes de los derechos de niños, niñas y a adolescentes en Venezuela, docente, psicoterapeuta, fundador de Cecodap y coautor de  Lo que esconden los morrales”, libro con herramientas para el abordaje de la violencia escolar.  Louma Sader Bujana, libanesa, venezolana afincada Barcelona España, odontólogo, mamá bloguera (blog Amor Maternal), diseñadora y autora de “Reflexiones sobre Crianza Respetuosa”.


Disfruten y saquen todo el provecho a las entrevistas.


 
Oscar Misle Terrero
Hola amiga, aquí te envío mis respuestas:

¿Qué es la paciencia?
La paciencia no es pasividad, no es aguantarse, es ir adquiriendo la fortaleza que da el amor cuando logramos autocontrol y serenidad para atender las demandas de nuestros hijos e hijas en sus distintos momentos de desarrollo. Es un trabajo interno, permanente, para contactar lo que sentimos y cómo nos sentimos cuando nuestros hijos agotan nuestra paciencia y tenemos que decidir qué hacer con toda
esa ensalada de emociones.

¿Qué importancia tiene en la crianza de los hijos?
Sólo con la paciencia podremos actuar sin dejar que nuestra ansiedad, intolerancia, desesperación… nos hagan una mala jugada y terminemos por agredir  porque las cosas no son como deseamos ni en el momento que queremos. Con nuestra paciencia enseñamos a nuestros hijos e hijas a vivir esta virtud.

¿Por qué a los padres se nos hace tan difícil ser pacientes con nuestros hijos?
A veces somos muy intolerantes, desconocemos el desarrollo evolutivo de nuestros niños, tenemos muchas expectativas sobre cuándo y cómo deben hacer las cosas, y nos olvidamos que por su condición tienen ritmos, necesidades e intereses que nos cuestan comprender y aceptar, especialmente cuando estamos estresados.

¿Qué podemos hacer para que la paciencia nos acompañe de un modo genuino y sostenible durante las exigencias diarias que demanda la crianza de los hijos?
Identificar qué sentimos y cómo nos sentimos cuando nuestros hijos e hijas se comportan de una determinada forma. Reconocer qué comportamiento de nuestros hijos nos irritan y desesperan más, en qué momentos y ante qué circunstancias ocurren, para tomar el timón y no dejar que nuestras emociones se desborden. Si no nos podemos controlar es importante buscar apoyo profesional.

¿Cómo se cultiva la paciencia?
Es un trabajo diario, que requiere justo eso, paciencia. Es importante incorporar en nuestra vida momentos y espacios para relajarnos, recrearnos, escuchar música, leer… para que el estrés no nos lleve a una prisa incontrolada y comencemos a atropellar todo el que se nos ponga por delante, en especial nuestros hijos.

¿De dónde sacamos la paciencia cuando sentimos que ya no nos queda ni un poquito?
Sólo con la comprensión de nosotros mismos y de nuestros hijos podremos administrar nuestras reservas internas sin permitir que el agobio nos agote y nos enferme cuando llegamos al límite del “no puedo más”. En estos casos hay que solicitar apoyo al grupo familiar o algún profesional.

¿Cómo reconducir las respuestas violentas hacia nuestros peques cuando nos sentimos desbordados?
Cuando estamos desbordados, no somos capaces de autocontrolarnos y caemos en el riesgo de agredir a nuestros hijos. Debemos evitar actuar en el momento en que estemos muy molestos por un determinado comportamiento. Dependiendo de la edad lo podemos comunicar. Es necesario contactar qué sentimos y cómo nos sentimos para poner en práctica nuestros mecanismos de autocontrol y cuando nos sentimos más serenos, comunicarnos con nuestros hijos para identificar que pasó, por qué y para qué se portó de esa  manera.


Louma Sader Bujana

¿Qué es la paciencia?
La paciencia para mí es la capacidad de esperar y respetar los ritmos del otro permaneciendo nosotros en un estado de paz interior.

¿Qué importancia tiene en la crianza de los hijos?
Creo que la paciencia tiene una importancia crítica dentro de la crianza respetuosa. Si partimos de una filosofía de vida en la que respetamos a nuestros hijos, sus ritmos, necesidades físicas, emocionales, afectivas, psicológicas, espirituales, si somos respetuosos con aquello que nos rodea, nos damos cuenta de que a veces las necesidades y ritmos del otro no coinciden con los nuestros.
Si yo conozco el estado evolutivo en el que se encuentra mi hijo, si sé aquello de lo que es capaz ahora, aquello que necesita y lo que aún no puede dar o hacer, puedo ajustar mis expectativas y mi estado interior con el de mi hijo. Mientras más en sintonía estemos con nuestros hijos, más fluida será la crianza. A mi parecer es necesario ser pacientes, empáticos y tener expectativas realistas para ello.

¿Por qué a los padres se nos hace tan difícil ser pacientes con nuestros hijos?
Traemos un enorme bagaje social lleno de "deberías", de preconcepciones, de mentalidad cuadrada e industrial en la que queremos encajar al niño en nuestras expectativas, nuestro mundo, nuestros ritmos en lugar de conocerlo como ser único que es y adaptarnos a él, sus capacidades, necesidades y etapa evolutiva.

¿Qué podemos hacer para que la paciencia nos acompañe de un modo genuino y sostenible durante las exigencias diarias que demanda la crianza de los hijos?
Estamos tan desconectados del niño que fuimos, si lográramos recordarlo, sentirlo, volver a ponernos en su piel, rememorar aquello que nos gustaba cuando éramos niños, los tratos que nos molestaban, y aquello que nos hacía sentir a gusto, sería mucho más fácil tener la paciencia que necesitamos como padres.

¿Cómo se cultiva la paciencia?
Creo que es crítico vaciar regularmente el vaso de la paciencia de manera que no se derrame con un par de gotas, de manera que podamos enfrentar lo más serenamente posible los retos del día a día -sean inherentes a la crianza o no.
Para ello es imprescindible tener identificados nuestros gatillos -aquello que nos hace salirnos de nuestras casillas, que nos predispone a reaccionar negativamente; muchas veces son cosas que con un poco de organización y disciplina podemos incorporar en nuestra rutina diaria para sentirnos más a gusto. Si yo tengo estas cosas que son básicas para mí cubiertas -al menos en una mínima medida- y estoy conectada con la niña que fui y con mi hijo, seguro que tendré paciencia para vivir con serenidad y actuar respetuosamente ante las situaciones que se me presenten a diario.

¿De dónde sacamos la paciencia cuando sentimos que ya no nos queda ni un poquito?
Del amor, de la perspectiva -¿voy a enfadarme así "de grande" por una situación fácil de arreglar?, con pequeños trucos como fijar un gesto -mírale las manos a tu hijo y observa lo pequeñitas que son comparadas con las tuyas, recuerda que se está iniciando en la vida, que hay tantas cosas con las que experimenta porque aún no conoce, está aprendiendo apenas-, o una palabra o símbolo que nos haga volver al presente -cuando tengo un día gris me pinto una carita feliz en la mano, cada vez que la veo recuerdo sonreír y eso me mantiene de un humor ligero y positivo-. También podemos usar técnicas de respiración consciente -con mis maestros de yoga aprendí pranayama- es increíble cuánto puede ayudarnos a serenarnos y sacar nuevas fuerzas el simple hecho de respirar lenta, profunda y conscientemente.


Lee las demás entregas de este especial con entrevistas y puntos de vista sobre la paciencia en la crianza,   en los enlaces siguientes:



Twitter. @conocemimundo

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