En el artículo 32-A de la #Lopna  (Ley Orgánica de Protección de Niños y Adolescentes de Venezuela) se discrimina entre castigo físico y maltrato según sea la intensidad o
 la intención de educar o de dañar. Y  hablamos de una ley que 
supuestamente se erige sobre un  paradigma de avanzada. Cuando se trata 
de adultos es otra cosa. Para que un adulto sea castigado debe faltar a 
la ley o cometer delito. Y aún así está sujeto a garantías 
constitucionales que obligan a acatar el debido proceso sin violentar 
los derechos humanos. A un niño automáticamente se le castiga, y encima 
se le pega por hacer travesuras, andar descalzo, saltar charcos, 
ensuciarse, no comer lo que le exigimos, por explorar el mundo que está 
conociendo, descubrir por ensayo y error que el vidrio se rompe y el 
plástico no; por ser curioso, creativo. Cuando los padres pegan al niño 
por subirse al sofá con los zapatos, lo llamamos castigo físico. Cuando 
"la autoridad" pega a un criminal detenido, lo llamamos tortura. Los 
adultos tenemos poder y recursos  para justificarnos, defendernos, 
exigir respeto a nuestros derechos; los niños no pueden. Dependen de 
nosotros para ser escuchados, validados. 
En pleno siglo XXI todavía se 
generan debates sobre si golpear a un niño es castigo físico o maltrato,
 según sea la intensidad o la intención, y se admite el castigo psicológico como una herramienta para educar. Se discrimina entre 
castigos humillantes o castigos apropiados. No registramos que los castigos 
físicos y psicológicos siempre humillan a las criaturas.  Pero no así 
con una mujer que es golpeada por el marido, por ejemplo. A nadie se le 
ocurre debatir en un foro o diferenciar en una ley castigo físico, 
humillante o maltrato, cuando un marido pega a su mujer para que aprenda a 
cocinar o cuando le pega por celos. En ningún foro de discusión ni en 
ninguna ley se nos ocurre matizar criterios entre castigo físico, 
humillante o maltrato, cuando un jefe golpea al empleado. No caben discusiones sobre su se trata de castigo cuando lo golpea por llegar tarde,  o es  maltrato cuando 
lo golpea porque estaba de mal humor y se desquitó. Sin embargo, todavía
 no asumimos, no encontramos un lugar emocional desde donde sentir que 
pegar a un niño, sin importar la intención o intensidad siempre es 
maltrato.  
Berna  Iskandar @conocemimundo 
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