CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.
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miércoles, 10 de julio de 2013

Dar la teta salva vidas



¿Sabías que según declaraciones de UNICEF alrededor de un millón y medio de muertes de niños menores de cinco años en el mundo, son evitables con la lactancia materna?

¿Sabías que según cifras de UNICEF, un niño que no es amamantado, tiene catorce veces más probabilidades de morir durante los seis primeros meses?

¿Sabías que la Organización Mundial de la Salud advierte que sólo un tercio de los bebés en todo el mundo reciben lactancia durante los primeros seis meses?

¿Sabías que según UNICEF el principal obstáculo para la difusión de la lactancia materna es la comercialización agresiva de sucedáneos de la leche y que existe un Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche que dicta los parámetros para regular esta actividad y proteger la salud y la vida de millones de lactantes?  

La Organización Mundial de la Salud recomienda seis meses de lactancia materna exclusiva y, hasta los dos años o más, lactancia complementada con otros alimentos.

En las sociedades modernas se perdió la costumbre de amamantar.  Desde hace varias décadas se han ido creando condiciones que han minado la lactancia  y han incrementado  el consumo de sucedáneos de la leche materna de un modo alarmante, con altos costos para la vida y la salud infantil en todo el mundo. Circula información falsa a raudales, en relación a la lactancia materna.  Existen incontables mitos y dosis infinitas de ignorancia que nos alejan de la comprensión acerca de la verdadera naturaleza de esta robusta función humana (no puedes amamantar porque no te sale nada, mejor dale un tetero o biberón, tu leche no lo alimenta,  el niño está muy grande para pegarlo al pecho, etc.) Consciente o inconscientemente, establecimos un orden que ha contribuido a minar profundamente la confianza en la capacidad innata para amamantar de la gran mayoría de las mujeres.

Salvo contadas y honrosas excepciones, en los programas de las carreras de salud como pediatría, nutrición, enfermería… las horas dedicadas a la formación sobre lactancia materna son irrisorias.  En contraste, son muchas las horas dedicadas a la instrucción sobre fórmulas lácteas o sucedáneos de la lecha materna. Podemos concluir que los  profesionales de salud -salvo que tomen la iniciativa de formarse por su cuenta sobre lactancia materna- están precariamente capacitados para apoyar a las madres a mantener una lactancia exitosa.  En medio de este panorama,  ha surgido la figura de las asesoras de lactancia, que son personas certificadas con  formación y preparación especializada para acompañar y asistir a las madres a superar los obstáculos que impiden consolidar la lactancia de sus hijos.

El camino de retorno hacia la recuperación de la costumbre de amamantar requiere de la información, la protección y el apoyo necesarios para que cada madre tome sus propias decisiones desde el empoderamiento y la conciencia.   

Obtendremos resultados sostenibles en la medida en que hagamos énfasis en educar, para derribar los mitos y la ignorancia sobre la lactancia materna.

Una sociedad que apoya la lactancia materna, asegura a los niños la fuente óptima para construir aspectos neurálgicos de su salud emocional y física, presente y futura.

Enlaces relacionados:

El rapto de la lactancia materna 

Autoregulación o entrenamiento  


Twitter. @conocemimundo

miércoles, 1 de agosto de 2012

El rapto de la lactancia materna




En su libro “Un regalo para toda la vida”, el doctor Carlos González, pediatra español  a quien cito y recomiendo con frecuencia, dice que la lactancia no es una delicada flor de invernadero sino una de las funciones más robustas del ser humano. Dice también, que el hecho de que una madre realmente  no pueda amamantar, debería ser una rara excepción al igual que el caso de un riñón que deja de funcionar. Que las abuelas, tatarabuelas y bisabuelas en épocas de guerra, vivían mucho estrés,  que incluso no sabían  si tendrían para comer al día siguiente y sin embargo, la mayoría de ellas, seguía amamantando a sus hijos e hijas a lo largo de los primeros años de vida. Hoy, para que una madre logre una lactancia exitosa y durante el mayor tiempo posible (OMS recomienda seis meses de lactancia materna exclusiva y luego hasta los dos años o más complementada con otros alimentos), tiene que enfrentarse a toda suerte de presiones y dificultades impuestas por una sociedad que la empuja  a despegarse a su bebé del pecho, incluso, apenas nace. En casi todos las maternidades y centros de salud, en lugar de favorecer que el recién nacido se prenda del pecho materno, inmediatamente después del parto o nacimiento, le enchufan un tetero con leche de vaca (fórmula), sin preguntar a los padres si están o no de acuerdo. Y como ese ejemplo, muchos más, hacen que madre e hijo queden atrapados en una sucesión interminable de indicaciones, pautas y condicionamientos que sabotean la lactancia.
Hace poco más de medio siglo, desde que al mundo se le dice “moderno”,  la lactancia materna se convirtió en una ruta plagada de obstáculos, mitos, falsas creencias y por lo tanto muy poco transitada en la crianza. La obscenización de la lactancia materna, sin ir más lejos,  es parte del fenómeno de un mundo patas arriba empeñado en raptar a madres y niños esta importante función y derecho.  Vivimos en una sociedad que reprime y censura con pacatería puritana la escena de una madre dando teta (en privado o en público) a su hijo de meses, de uno, dos, tres años... Por otro lado, esa misma sociedad aplaude hechos violentos como pegar a los niños, y no tiene reparo alguno a la hora de sentarse en familia a ver películas con escenas de asesinatos, golpes y matanzas, ni tampoco en comprar a los hijos videojuegos con armas de fuego.
En medio de todo este panorama, surge la iniciativa de personas y organizaciones  dedicadas a promover, explicar los beneficios, enseñar, proteger y defender lo que es connatural a la especie humana. Se acuña el término “lactivista” para quienes se dedican a la tarea de asumir como causa,  la defensa de una función y un derecho que la “civilización” se empeña en arrebatar a madres y niños. Organizaciones y personas en todo el mundo, aproximadamente  desde hace veinte años, se han visto en la necesidad de brindar a las mamás el apoyo que la sociedad les ha retirado, para que logren rescatar lo que por naturaleza han sabido hacer sin problemas durante milenios. Todo un enorme esfuerzo que seguirá siendo necesario invertir hasta que llegue el día – ojalá pronto- en que nos vuelva a quedar muy claro que, una sociedad que apoya la lactancia materna, asegura al niño la fuente óptima para construir aspectos neurálgicos de su salud emocional y física, presente y futura.

En este orden de ideas, con el propósito de fomentar la lactancia materna y  mejorar la salud de los bebés de todo el mundo,  se celebra del 1 al 7 de agosto, en más de ciento setenta países, La Semana Mundial de la Lactancia Materna (SMLM). WABA ,  Alianza Mundial pro Lactancia Materna, dio  a conocer el lema de este año: “Comprendiendo el pasado. Planificando el futuro”, como una forma de hacer balance sobre el camino recorrido y el que aún queda por recorrer.

 Los objetivos de la Semana Mundial de la Lactancia Materna para el año 2012 son:
  • Recordar lo que ha sucedido en los últimos 20 años de apoyo a la lactancia materna
  • Celebrar los éxitos y logros del movimiento de apoyo a madres lactantes
  • Evaluar el estado de aplicación de la Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño.
  • Llamar a la acción para cerrar las brechas en las políticas y programas sobre la lactancia materna / alimentación del lactante y del niño pequeño (ALNP)
  • Llamar la atención pública sobre el estado de las políticas y programas sobre la lactancia materna y alimentación del lactante y niño pequeño
  • Mostrar el trabajo nacional a nivel mundial
Con la Semana Mundial se conmemora la Declaración de Innocenti, formulada por altos cargos de la OMS y el UNICEF en agosto de 1990 con el fin de proteger, promover y respaldar la lactancia materna.