"...hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros..." Octavio Paz. El Cántaro Roto.

CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.

miércoles, 29 de agosto de 2012

La Educación Prohibida




Profesores sermonean a Micaela porque se atreve a cuestionar la escuela. Le dicen que se deje de perder el tiempo, que se centre en graduarse para ser alguien en la vida. Micaela contesta, lapidaria, "pero yo ya soy alguien en la vida"...  me entró un fresquito por dentro. Celebraba y reía de satisfacción la respuesta de una adolescente lúcida y rebelde que se atrevía a salir del surco. Pero luego, así sin más, comencé a llorar como niña desconsolada. Tal vez saltaron mis resortes de adolescente incomprendida o de madre fagocitada por “La Matrix”  replicando los condicionamientos heredados sobre mis hijas, cuando no conseguían pasar algún examen en bachillerato. Esa fue mi reacción frente a una de muchas escenas de La Educación Prohibida que me tocaron el alma durante las dos horas y media de este proyecto audiovisual para transformar, como bien lo llaman sus creadores. Varias veces tuve que poner pausa para darle tiempo a mi catarsis, recuperarme y continuar viendo el intenso documental que sin duda, a nadie dejará indiferente. Una propuesta que apela de un modo orgánico y genial a géneros como la entrevista, el drama, la animación, entre otros recursos, aderezada de efectos especiales creados con programas de licencia libre. 

“Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz, la gente educa para la competencia y la competencia es el principio de cualquier guerra ”… “La sociedad nos hace más ignorantes porque nos da respuestas prefabricadas en la filosofía, la política, las religiones. Así matan las preguntas y la capacidad de aprender”…”Los niños pierden su curiosidad y sus ganas de aprender porque están hartos de que se les diga qué deben hacer y qué no deben hacer”… Estas son algunas de las reflexiones que nos llaman a botón en La Educación Prohibida, y que fueron recogidas a lo largo de más de noventa entrevistas hechas a educadores, autores, madres,  padres, académicos… en un recorrido a lo largo de ocho países de Iberoamérica por cuarenta y cinco experiencias educativas no convencionales, con el propósito de mostrar alternativas más humanizadas y abrir el debate sobre un sistema educativo hegemónico y caduco, que no ha podido adecuarse a los vertiginosos cambios de estos tiempos, y que desde hace rato, navega cual barco al que le entra agua por muchos huecos.

La educación prohibida es un proyecto que nace el año 2010, gracias a la inquietud de un joven argentino recién graduado en comunicación audiovisual. Con apenas veintiún años, Germán Doin, director de esta película, movido por sus propias experiencias dentro del sistema educativo, emprendió junto a otros compañeros, una investigación que derivó en un cortometraje. Lo subieron a YouTube y la respuesta del público desbordó las expectativas. Como una planta que crece nutrida y apoyada por el medio ambiente, comenzaron a llover propuestas y llegar recursos que abonaron e hicieron crecer el proyecto hasta lo que ahora es un estupendo y original largometraje estrenado mundialmente el 13 de agosto del 2012. El mismo Doin aclara que el objetivo de esta película  no es ganar dinero, sino fomentar un cambio de conciencia,  cuestionar los paradigmas obsoletos,  para lo cual,  todos deben tener acceso al material,  porque como agrega el joven director,  “el nuevo paradigma educativo es propiedad de la humanidad y esta película también”.  Así que, amados lectores, sepan que La Educación Prohibida es de licencia libre y puede descargarse, distribuirse y proyectarse gratuitamente en todo el mundo a través de la Web oficial del proyecto www.educacionprohibida.com 

Definitivamente, esta peli se las trae, y es bastante afín a los principios de crianza respetuosa que divulgo a través de todos los medios a mi alcance. Arriba pueden ver el tráiler oficial, y abajo el largometraje completo. Les invito a disfrutarla y discutirla en familia, con los hijos, con amigos, en las escuelas, con los docentes, representantes y alumnos... Es una excelente oportunidad para abrir espacios de reflexión y debate capaces de dar cabida a nuevas alternativas y modelos diversos, coherentes con las necesidades reales y actuales de todos los individuos implicados en el proceso educativo. Un proceso que, nada más ni nada menos, define la felicidad y la libertad de la humanidad.  La transformación sí es posible y está en nuestras manos.  Apropiémonos de las soluciones.  

 


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Sin educación emocional, no hay cultura que nos salve

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lunes, 27 de agosto de 2012

Sin educación emocional, no hay cultura que nos salve


Porque la vida es cambio constante, invito siempre a padres y maestros a actualizar sus referentes para criar y educar a niños y adolescentes.  De no hacerlo, corremos el riesgo de atascarnos en fórmulas vencidas.  Esto me quedó muy claro cuando recientemente visité un conocido colegio de Caracas, muy reputado por el nivel académico e incluso por la importancia que dan a la formación musical así como a distintas disciplinas artísticas y deportivas. Sin embargo, al igual que en la mayoría de los colegios de Venezuela y del mundo, otorgan muy poca o ninguna importancia a la educación emocional.
A dicho colegio fui para sostener una charla con niños de un salón de primaria envueltos en episodios de violencia escolar, un problema bastante extendido y  agravado durante los últimos años en las escuelas venezolanas de todas las esferas sociales.  No acostumbro a trabajar con alumnos. Me dedico a orientar a formadores, es decir, a padres y adultos responsables de la crianza y educación de los pequeños.  Pero fui a la charla por un niño que ocupa un lugar muy especial en mis afectos.  Y no es que no me guste trabajar directamente con los muchachos en colegios. Lo que no me gusta es que mi trabajo consista en reparar daños, cuando soy una convencida de que es mucho más eficiente prevenir, y cuando me queda muy claro que la violencia escolar no es más que la reedición de las infinitas dosis de violencia visibles e invisibles  generadas diariamente en la crianza.
Las aulas de clase, los patios de recreo, canchas deportivas, baños y pasillos de  instituciones escolares están repletos de alumnos con la impronta de habitar nidos abandonados, con padres tragados por el mundo exterior,  social,  laboral…  padres ausentes durante ocho a doce horas al día, o con escasa o ninguna disposición emocional para averiguar e interpretar las reales necesidades de sus hijos. De hogares perturbados por aguas emocionales turbulentas, territorios signados por la  falta de mirada, contención, por la distancia afectiva, por abusos naturalizados en el trato hacia los niños y adolescentes.  De modo que la organización de estrategias de sobrevivencia de estos niños y adolescentes, se traduce en más violencia desplegada desde el rol de víctimas, de victimarios, adicciones, etc..  Estas dinámicas violentas que nacen en el hogar, se retroalimentan y hacen socialmente visibles en el lugar institucional donde se reúnen y conviven con sus pares y con sus maestros a lo largo de la mayor parte del día.
 A la escuela, llegan alumnos contagiados de un hogar y de un país violentos, pero en la escuela  -donde se supone deben recibir contención y orientación- tampoco encuentran el espacio ni el apoyo para poner palabras a lo que sienten, ni para expresar y elaborar el cúmulo de heridas emocionales que los inquietan. Por tanto, se les priva de la oportunidad para dar un orden a aquello que les angustia a fin de apropiarse de las soluciones, antes de que el problema los devore.  Lo más probable, en cambio, es que en la escuela encuentren un medio tanto o más hostil, directivo, represivo  y carente de afecto, que en el hogar.
 Dice Claudio Naranjo, psiquiatra y autor chileno, que la educación en la escuela  como principio, debe ser integral, para lo cual es imprescindible incluir la educación emocional. Concretar este cambio en el modelo educativo se hace perentorio, señala Naranjo, si tomamos en cuenta que en las sociedades actuales, la gente ya llega dañada a la escuela (rabiosa, violenta, deprimida, triste, desmotivada, asustada) como por una suerte de plaga emocional que se ha transmitido de padres a hijos,  y que la educación escolar tendría la ocasión de detener. Añade Naranjo que las escuelas en lugar de centrarse en enseñar a pasar exámenes, deberían volcarse a enseñar a vivir, porque llamar educación a aquello que se limita a la transmisión -a menudo forzada o inyectada- de información, es un mal uso de la palabra.
De modo que, si en lugar de poner paños calientes, queremos arrancar de raíz el grave problema de violencia escolar actual, y si además deseamos lograr una auténtica transformación del individuo, entonces llegó el momento de trabajar honestamente en una escuela que deje de ser concebida como el lugar para transmitir conocimientos académicos, con el criterio de que la educación emocional se resuelve organizando un “día del abrazo en familia”, en lugar de integrarla en cada hora del calendario escolar.  Porque sin educación emocional, no hay cultura, ni academia que nos saque de las sombras.

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domingo, 26 de agosto de 2012

Cuando la justa medida es cero consumo



Jóvenes y alcohol: Cuando la justa medida es cero consumo

En lo que para mí luce como un rebuscado intento de limpiar reputación ante el enorme perjuicio engendrado por la producción de un rubro que les supone fabulosas ganancias, una conocida empresa venezolana productora de bebidas alcohólicas,  se dedicó hace un tiempo a organizar en Caracas, el taller para padres y madres titulado  “cómo hablarle a los jóvenes sobre el alcohol”. Invitación que en su momento recibí y me motivó a escribir lo que continúa.
Si partimos de que según declaraciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los mayores estragos para la salud pública son provocados por el consumo ocasional o social de esta droga legal, y que de cada diez jóvenes que inician el consumo de alcohol, dos llegan a desarrollar la adicción,  resulta un contrasentido el propósito de instruir  a padres, madres y familiares, para que enseñen a los jóvenes a consumir moderadamente.  Lo sensato, en todo caso,  es considerar tanto a los adolescentes y jóvenes como grupos vulnerables. lo cual se traduce en que  la justa medida para ellos debe ser, cero ingesta de alcohol.
Siempre he dicho que es mucho más eficiente prevenir que tener que reparar los daños. Mostrar a los jóvenes la verdad de los riesgos de la ingesta de alcohol, enfocándonos en procurar que se mantengan alejados del consumo, es lo ético e inteligente.  Se acepte o no, aunque se inventen con mucha facilidad y creatividad fórmulas y argumentos rebuscados para librarse de la responsabilidad, las organizaciones, empresas, especialistas y personas que promueven consumo de bebidas alcohólicas, son moralmente corresponsables del riesgo y daño al que se exponen y someten los jóvenes por el consumo de esta socialmente aceptada droga psicoactiva.
Basta con conocer las innumerables prevalencias arrojadas por distintos estudios en todo el mundo o leer los informes de la OMS sobre la materia, para entender que no caben medias tintas. Que este asunto es como estar embarazada: o estás o no estás, pero nunca estás medio embarazada. No existe consumo moderado o responsable de bebidas alcohólicas, sobre todo cuando se trata de adolescentes o de jóvenes. Y si piensan que exagero, pasen la noche entera de un viernes o sábado, dentro de la sala de emergencias de un hospital o clínica de Caracas, por ejemplo.
Respecto a los padres,  madres y familiares a cargo de los muchachos y muchachas,  la responsabilidad y la tarea queda clara: no se trata de “enseñar a los hijos a beber”, se trata de enseñarles los graves peligros que entraña el consumo de esta droga legal  y prevenir con una educación adecuada, consciente, amorosa y respetuosa, la necesidad del consumo tanto de ésta como de otras drogas que deterioran la salud y ponen en riesgo la vida y la seguridad de tantos jóvenes.
Hay un dicho que reza: “lo siento, no puedo escuchar lo que dices, lo que haces grita más fuerte”. Y aquí viene lo que pienso sobre la responsabilidad de las empresas productoras y distribuidoras de alcohol. En lugar de hacer creer que mitigan daños organizando talleres o poniendo una ilegible leyenda de advertencia en las vallas publicitarias, un modo efectivo y honesto en que pueden contribuir a reducir las devastadoras estadísticas que involucran a muchachos y muchachas, es eliminar a este grupo etario del target de sus campañas y estrategias de mercadeo, cuyo verdadero propósito es convertirlos en consumidores frecuentes para aumentar ganancias. Es indignante observar el modo descarado en el que desde hace unos años para acá, casi toda la publicidad y mercadeo de bebidas alcohólicas involucra a gente muy joven y cómo, incluso, desarrollan nuevos productos pensados y diseñados para ellos. Los hechos hablan por sí solos… ¿Dónde está lo responsable en estas prácticas? Sincerémonos, por favor.  No hay que ser facultado en la materia para saber perfectamente que en nuestras sociedades profundamente perturbadas y ávidas de evasión y “anestesia”, las bebidas alcohólicas al igual que las drogas ilegales ya se venden sin necesidad de publicidad. Si la hacen es para ganar aún mucho más. De manera que si alguna política de divulgación debe haber,  tiene que centrarse en instruir acerca de los riesgos que entraña el consumo, que estadísticamente son en extremo importantes, porque al igual que el uso de armas o consumo de tabaco, la ingesta de alcohol debe siempre considerarse peligrosa, sobre todo cuando se trata de jóvenes.

Si las empresas productoras y distribuidoras de bebidas alcohólicas no tienen prurito alguno en lanzar campañas dirigidas a  los muchachos para aumentar el consumo de sus productos y por ende sus ganancias, entonces cualquier gestión sobre “consumo responsable” no puede sino considerarse una farsa. Y si nuevamente piensan que exagero, hagan un recorrido por las vías públicas de Caracas, y observen las vallas con publicidad de alcohol, repleta de jóvenes derrochando felicidad, diversión  y “buen vivir”,  rodeados de botellas de ron o de cervezas. 

Aquí les dejo un ejemplo de lo que les digo. A simple vista puede parecernos un comercial ocurrente y hacernos mucha gracia. De hecho logró muchísimo éxito en su momento entre los jóvenes venezolanos, y el personaje principal de esta campaña, se convirtió en toda una celebridad y un modelo a replicar para los muchachos y muchachas. Si nos ponemos los lentes especiales del darse cuenta, podemos apreciar  la carga de valores que  incita  no sólo a beber, sino además a  hacerlo con excesos que incluso rayan en conductas vandálicas y  delincuenciales, además normalizadas y presentadas como simpáticas y deseables. Y después nos rasgamos las vestiduras por tanto caos y tanta violencia en el mundo... Saquen ustedes sus propias conclusiones 

 

Las empresas de alcohol y la ética

No por casualidad algunos de los fondos de inversión éticos evitan explícitamente la participación en empresas relacionadas con el alcohol, el tabaco, el juego, la producción o venta de armas o la industria militar en general. Según este enfoque de la gestión de responsabilidad social empresarial, dichas empresas bajo ningún punto de vista, y hagan lo que hagan, pueden calificar como socialmente responsables. De hecho, según el criterio de algunas organizaciones de países del primer mundo, tener relaciones comerciales o haber trabajado para ellas, constituye una impronta para la reputación de empresas  o el currículum de personas.  Los profesionales con empleos anteriores  en   tabacaleras o licoreras, por ejemplo, se consideran no calificables para puestos de trabajo en corporaciones orientadas por este enfoque ético de la gestión socialmente responsable.  

¿Pueden los jóvenes tomar alcohol moderadamente?


 

Lo que debes saber sobre tus hijos y el consume de alcohol


Las alarmas de organismos nacionales e internacionales de salud en el mundo, se han disparado frente a la preocupante situación de los estragos provocados por el consumo social de alcohol entre adolescentes y jóvenes. Cada año las prevalencias arrojan que los muchachos y muchachas inician la ingesta de esta droga legal a menor edad, y cada vez, los estragos son más devastadores.

Como ciudadanos  y adultos responsables del cuidado y orientación de adolescentes y jóvenes, necesitamos educarnos e informarnos para atender este grave problema de salud publica y apropiarnos de las soluciones.

Antes de comenzar a enumerar algunas de las innumerables e impactantes consecuencias, riesgos y prevalencias relacionadas con el consumo de alcohol por parte de la juventud (10 a 24 años),  pasaremos a describir la escala de edades propuesta por la Organización Mundial de la Salud  para estratificar dicho grupo etario:

  • 10 a 14 años - Pubertad,  adolescencia inicial o temprana, juventud inicial (5 años)
  • 15 a 19 años - Adolescencia media o tardía, juventud media (5 años)
  • 20 a 24 años - Juventud plena (5 años)

Algunos efectos y prevalencias relacionadas al consumo de alcohol en este grupo etario son:

  • ·      Muchos desconocen que una persona puede morir por sobre dosis de alcohol. El envenenamiento por alcohol o coma etílico puede ocurrir cuando se consume grandes cantidades en cortos periodos de tiempo, práctica que desafortunadamente cada vez es más común entre adolescentes y jóvenes. En muchos casos sucede incluso ante la presencia de adultos durante fiestas y reuniones familiares.
  • ·      Los daños por accidentes al conducir ocurren con bajos porcentajes de alcohol en la sangre. Para la mayoría de los adolescentes o los jóvenes, incluso una copa de alcohol o una cerveza, puede afectar seriamente las habilidades para conducir. En Venezuela una de las principales causas de muerte en la franja etaria de dieciséis a veinticinco años, es provocada por los accidentes de tránsito vinculados al consumo de alcohol.
  • ·      Incluso las bajas dosis de alcohol provocan mucho más daño en el cerebro de gente joven que en el cerebro de gente adulta. El cerebro de adolescentes es dañado más rápidamente por el consumo de alcohol.  
  • ·     La persona que comienza  a beber a la edad de quince años o antes tienen cuatro veces más posibilidades de desarrollar dependencia al alcohol o desarrollar adicción.
  • ·      Científicamente se ha determinado que existe predisposición congénita  a desarrollar alcoholismo. Los hijos, nietos o personas en cuya familia existen miembros cercanos con esta enfermedad, pueden desencadenarla al consumir alcohol ocasionalmente. La prevalencia es mayor en varones. 
  • ·      De cada diez adolescentes que inician el consumo de alcohol, dos desarrollarán alcoholismo.
  • ·      Aproximadamente la mitad de los adolescentes y jóvenes víctimas de crímenes se encuentran bajo los efectos del alcohol.
  • ·      El consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes induce a conductas sexuales de alto riesgo en las que no se toman las medidas de protección frente a transmisión de enfermedades, embarazos no deseados, así como al abuso y la violencia sexual.
  • ·      El riesgo de peleas, uso de armas, violencia doméstica y callejera… aumentan con el consumo de alcohol tanto en jóvenes como adultos.
  • ·      El  alcohol y el tabaco son drogas de umbral que facilitan la transición al consumo de otras drogas ilegales. Estudios estadísticos reflejan que resulta muy poco frecuente consumir drogas como cocaína y heroína, entre otras, sin haber consumido previamente  alcohol o tabaco. En Venezuela la droga más empleada por los jóvenes para iniciarse en el consumo, es el alcohol.
  • ·      Un gran número de adolescentes ha tenido alguna experiencia con bebidas alcohólicas, tabaco y otras drogas. Muchos adolescentes seguirán usándolas regularmente presentando distintos niveles de problemas físicos, emocionales y sociales. Un grupo de adolescentes terminará por desarrollar  dependencia y actuará, a lo largo de  años, de manera destructiva hacia sí mismo y hacia otros. No se puede anticipar quién terminará por caer dentro de las devastadoras estadísticas como víctima de los riesgos del consumo ocasional,  ni quién desarrollará dependencia. Por eso,  todo consumo  de alcohol, durante la juventud, debe considerarse peligro.
Hagamos lo posible para impedir  que nuestro hijo o hija forme parte de las devastadoras estadísticas.




En su libro “Raising Drug-Free Kids: 100 Tips for Parents”,  (Criar hijos libres de drogas: 100 tips para padres) la doctora Aletha Solter,  experta en disciplina no punitiva y directora del Aware Parenting Institute, recomienda lo siguiente:

  • ·       Mantente conectado con tu hijo e hija, de este modo contarán con una buena base emocional desde el hogar.
  • ·       Usa un enfoque democrático de disciplina para que no necesiten rebelarse de modo dañino en la adolescencia.   
  • ·       Permite que exprese sus emociones, que enfrente el estrés y sea capaz de liberarlos de forma natural. Así no necesitará recurrir a las drogas para relajarse. Conviértete en un buen ejemplo.
  • ·       No sobreprotejas a tu hijo o hija adolescente. Permite que asuma  riesgos sanos para que no necesite  tomar riesgos perniciosos.
  • ·       Desde pequeño permite y enseña a tu hijo e hija a decir NO.
  • ·       Ofrécele información veraz y oportuna sobre drogas según su edad.
En resumen, no creo que sea indicado ni eficaz enseñar a nuestro hijo o hija a "beber moderadamente". En cambio una crianza consciente, de apego, de conexión con sus necesidades legítimas, centrarnos en procurar un ambiente emocionalmente sano y seguro en el hogar, pueden constituirse en las vías de permitirles desarrollar un bagaje emocional sano caza de mantenerlo alejado de la necesidad de consumo. Es fundamental no usar la violencia en la crianza. Educar a nuestro  hijo con amor, con conciencia. Respetar su cuerpo. Respetar su propia identidad única e individual, su derecho a opinar, a sentir y a disentir, a elegir, a molestarse, a decir NO. Así también le enseñamos a sentirse bien consigo mismo sin necesidad de recurrir a ayuda artificial y le estaremos ofreciendo herramientas y  capacidades para  rechazar substancias dañinas en un medio social compulsivo hasta el extremo, que sistematiza  y conduce hacia la evasión patológica y la adicción.·