"...hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros..." Octavio Paz. El Cántaro Roto.

CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.

martes, 26 de noviembre de 2019

10 consecuencias devastadoras que provocaron tus padres al pegarte



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En pleno siglo XXI  es un anacronismo rocambolesco llamar castigo físico infantil a lo que debería llamarse, con todas sus letras, maltrato infantil.  No hay forma de pegar a un niño que no resulte maltrato o abuso. Siempre que se pega a un niño o niña es abuso y es maltrato infantil. No existe intención (educar, corregir, hacer entender, mitigar conducta no deseada…) ni intensidad (una palmadita sin trauma físico o con moretones o lesiones graves) que justifique pegar o que le quite rigor a la acción de pegar a un niño. Golpear a un niño o niña siempre es abuso, como lo es cuando ocurre entre adultos, como lo es cuando un marido golpea a su mujer, como lo es cuando un jefe le pega al empleado, como lo es cuando un ciudadano le pega a otro.

Si aún nos quedaran dudas sobre el hecho de que pegar a un niño o niña es inadmisible bajo todo punto de vista ético, moral, físico, metafísico… veamos a continuación algunas de muchísimas consecuencias devastadoras que nos han provocado nuestros padres al pegarnos, y que provocas ahora a tus hijos cuando les pegas “para educar” o por cualquier otra razón:

• El llamado castigo físico infantil provoca rebeldía y conductas de riesgo. Muchos progenitores observan que sus hijos logran detener la conducta no deseada en el momento, pero luego se tornan más agresivos, aumentando las conductas disruptivas, rabietas, agresiones a otros y autoagresiones.
• Provoca retraimiento, miedo, sumisión indefensión aprendida. Al ser golpeados por sus progenitores, no se atreven a confiar en ellos para pedir ayuda cuando quedan expuestos a riesgos como el abuso sexual infantil.
• Promueve la mentira infantil. Los niños que son golpeados o castigados mienten por temor al abuso de sus padres.
• Provoca problemas sexuales. El daño ejercido con golpes sobre el cuerpo de un niño o niña por la persona que más ama y que debería protegerle, se relaciona con perversiones o trastornos como supeditar las relaciones sexuales a hacer o hacerse daño, con la obsesión por el placer sexual, la anorgasmia y la eyaculación temprana.
• Provoca tendencia a la depresión, la ansiedad, el consumo de substancias (tabaco, alcohol, drogas ilegales, fármacos).
• Provoca insensibilidad en el propio cuerpo como mecanismo de defensa para no percibir el dolor físico y emocional del abuso, lo cual conlleva a desconectarse de las sensaciones de hambre, cansancio, exceso de consumos de comida, de substancias, sobre dosis de drogas…
• Los niños y niñas aprenden que cualquiera (inclusive él o ella misma) puede abusar de su cuerpo, que pueden dejarse abusar por quienes consideren más fuertes o que pueden abusar a quienes consideren más débiles.
• Provoca la normalización del abuso infantil. Cuando hemos sido abusados recibiendo palizas y golpes de nuestro padre o madre, por lealtad a ellos, terminamos creyendo que el maltrato físico es admisible como herramienta para educar o vincularnos con los niños.
• Provoca que los hijos e hijas rechacen los valores familiares y abandonen tempranamente el hogar.
• Provoca daños en el desarrollo de la zona del cerebro que gestiona las emociones y el estrés, condicionando caracteres explosivos, agresivos con discapacidad para las funciones reflexivas.

¿Has vivido o sufrido alguna de las consecuencias que acabo de enumerar? La próxima vez piénsatelo dos veces antes de decir la famosa frase “mis padres me educaron con golpes y no estoy traumatizada o traumatizado”.


Berna Iskandar
Divulgadora y asesora de crianza alternativa 
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