"...hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros..." Octavio Paz. El Cántaro Roto.

CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.

martes, 8 de septiembre de 2020

Los llamados bebés de alta demanda

 


La Doctora Sue Gerhardt en su libro "why love matters" (titulado en la versión al español Amor Maternal) hace referencia a investigaciones que han arrojado evidencias de que aún el bebé más difícil e irritable puede hallar equilibrio si sus padres son receptivos y saben adaptarse a sus necesidades. Incluso algunos investigadores ponen en duda que pueda decirse de un bebé que «es muy difícil» o como se les denomina ahora «bebés de alta demanda». Desde el punto de vista fisiológico, el bebé humano es parte importante del cuerpo de la madre (podría decirse que es una extensión de su cuerpo) Depende de la leche para alimentarse, depende del cuerpo de la madre para regular su frecuencia cardiaca y su tensión arterial así como para su defensa inmunitaria... El contacto físico con la madre regula la actividad muscular y el nivel hormonal del niño. El cuerpo materno mantienen al bebe caliente, lo calma permitiendo que disminuyan los niveles de las hormonas del estrés. Esta regulación fisiológica básica permite que el bebé se mantenga con vida y en equilibrio.

A menudo las dificultades de los cuidadores para aportar la regulación o el equilibrio que las crías humanas necesitan, hunden raíces en las propias experiencias de falta de maternaje o satisfacción oportuna de sus necesidades instintivas e incuestionables en la infancia, sumadas a la laguna interminable de creencias falsas acerca de la real naturaleza de los niños y sus necesidades. Por tanto el término bebés de alta demanda resulta un constructo social cuestionable. Ampliando miradas y haciendo honor a la realidad, en lugar de buscar la causa en el bebé, tendríamos que entenderlas a la luz de las dificultades de las madres para conectar. Primero por lo que mencionaba antes sobre las propias historias infantiles, luego por la soledad y falta de apoyo en un clima social que juega en contra de las crianzas mamíferas, obstaculizando la capacidad innata de las madres para sentir y satisfacer milimétricamente a sus bebés.

Berna Iskandar @conocemimundo

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