CRIANZA EN CULTURA DE PAZ

Conocer , comprender y respetar cada etapa evolutiva y necesidades legítimas de los niños y adolescentes. Reconectar con lo mejor de nosotros mismos. Transitar hacia el lindo horizonte de un mundo más humanizado.
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miércoles, 9 de octubre de 2013

Jugar es lo que hago cuando dejan de decirme qué hacer


 

Pintura de Tatiana Deriy 

En los escenarios virtuales de la crianza respetuosa me encontré recientemente con la hermosa pintura de una niña jugando con su muñeca, acompañada con la leyenda que dice, La definición de jugar de un niño: es lo que hago cuando todos los demás dejan de decirme qué hacer.

Resulta inquietante ver la gran cantidad de niños que luego de largas jornadas escolares, son sometidos a la presión de agendas copadas en actividades extra escolares dirigidas. Pertenecemos a una civilización de niños programados, que van por la vida bajo la presión casi constante de cumplir objetivos, plegados a rutinas y horarios tan exigentes como los de un adulto.  Niños con escaso tiempo para realizar una actividad vital para su sano desarrollo emocional, cognitivo, físico. Niños privados de ocasiones para ejercer su niñez, es decir, para  entregarse al juego libre, creativo y espontáneo.

Rosa Jové, en su libro Ni Rabietas ni conflictos, dedica un capítulo a este neurálgico tema. La psicopediatra y autora española refiriéndose a la importancia del juego libre para los niños, explica lo siguiente.

El juego es una actividad imprescindible para el desarrollo y la formación del niño. Lo es tanto que debería ser normal que el pediatra nos preguntara datos sobre las horas de juego de nuestro hijo, no ya por aquello de que un niño que juega es un niño sin grandes problemas (los niños con mucho malestar, hambre o estrés apenas juegan), sino porque de la calidad y cantidad de las horas de juego del niño se derivarán conocimientos, aptitudes y habilidades sociales necesarias para la vida adulta. En este caso estamos hablando del juego desestructurado e imaginativo, del juego que realizan los niños solos o en grupo, sin reglas preestablecidas, sin objetivo definido, sin premios... No hablamos de las partidas de parchís, los videojuegos o el deporte. Estamos hablando de dejar a los niños totalmente a su aire, independientemente de que decidan jugar a los médicos durante cinco minutos o de que prefieran simular que se pelean como karatecas (más bien, como héroes del manga).

Tan importante como comer es el juego, la recreación y esparcimiento para los pequeños, que la Convención Internacional de los Derechos del Niño, basándose en la naturaleza singular y evolutiva de la infancia, lo establece como un derecho. 

Según explica Jové, el juego libre, espontáneo e imaginativo mitiga el estrés infantil. Estudios realizados con pequeños de tres a cuatro años separados de sus madres  el primer día de guardería, lo comprueban. Después de permitir a un grupo jugar libremente -en solitario o en pareja- y sentar a otro grupo para leerle cuentos durante algunos minutos, midieron los niveles de ansiedad y estrés con el resultado de que el primer grupo logró bajarlos al doble  respecto al segundo.

Cualquier objeto que no revista peligro para el niño, puede convertirse en un juguete. Seguramente hemos visto muchas veces a un pequeño disfrutar más con una simple caja de cartón o con las ollas de la cocina que con juguetes de última generación súper elaborados.  En este sentido la doctora Jové aclara que el juego espontáneo y creativo resulta mucho más eficaz si se realiza con objetos cotidianos que el niño puede usar como elementos para construir según le dicte la imaginación, con lo cual consigue explorar y descubrir mayores posibilidades, usos y dimensiones del objeto y la experiencia. 
Para  finalizar,  la  reconocida psicopediatra y autora española, habla del beneficio del juego libre, espontáneo y creativo en el desarrollo de habilidades sociales en los niños afirmando que con ello, aprenden a respetar turnos de juego y escuchar otras opciones .

En resumen, es indispensable para el sano desarrollo infantil que garanticemos abundante  tiempo,  espacio y oportunidades para que los niños realicen juegos libres, creativos, espontáneos -es decir juegos no dirigidos- cada día de sus vidas.

Enlaces relacionados

Una tarde sin juguetes: Y ahora, ¿qué hacemos? con la psicóloga Violeta Alcocer Vía serpadres.es

 

Twitter. @conocemimundo

 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Ponernos en sus zapatitos



Andaba yo en mi paseo rutinario por los sitios especializados en crianza respetuosa, cuando me topé con esta frase de Catherine M. Wallace: "Escucha con seriedad cualquier cosa que tus hijos quieran decirte, no importa qué. Si no escuchas con entusiasmo las pequeñas cosas de tus hijos cuando están pequeños, no te dirán las cosas grandes cuando sean grandes. Porque para ellos, todas las cosas han sido siempre grandes".  Con esta exhortación de la profesora y autora norteamericana, damos pie a una reflexión sustantiva sobre la calidad del vínculo entre padres e hijos.
El desencuentro entre adultos y niños, esa suerte de andar en planetas distintos, es un asunto neurálgico en la crianza. Comienza a hacer mella, incluso apenas nacen los hijos, con transgresiones tales como introducirles sondas y pincharlos tras el parto, o con decisiones como agujerear las orejas de las niñas o circuncidar a los niños porque son bebés y “no lo sienten”.  A lo largo de la infancia vamos desoyendo o restando importancia a las sensaciones y expresiones de nuestros hijos pensando que “son sólo cosas de niños”.    
Nuestras expectativas hacia los pequeños suelen ser irreales y basadas en la falta de memoria consciente acerca de nuestras propias experiencias infantiles. Nos cuesta comprender, por ejemplo, que un bebé llorando solo en la cuna, experimenta el mismo desgarro y shock emocional que un adulto atravesando un despecho o ruptura de pareja. Calificamos a un niño de egoísta cuando se niega a compartir sus juguetes, sin antes reparar que para un niño de dos años, su pelota puede significar lo mismo que, para su papá, la casa o el carro. Desestimamos la importancia que un adolescente otorga a sus amigos, sin comprender que por una condición propia de su momento evolutivo,  el rechazo de sus amigos o pares supone un golpe emocional equivalente al que recibe un adulto cuando pierde su empleo… Y podríamos llenar una enciclopedia entera con ejemplos parecidos.  El discurrir habitual del trato hacia los pequeños, está cundido de ellos.
Vale la pena que hagamos un poco de memoria sobre nuestra infancia o adolescencia y recordemos aquellas cosas en las que sentíamos que se nos iba la vida.  Ciertamente hoy, desde el punto de vista adulto, nos parecen tonterías y podríamos perder de perspectiva que los niños y adolescentes todavía las sienten, perciben y valoran como algo grande, algo mucho más significativo de lo que estamos dispuestos a aceptar o comprender. 
Si queremos impartir una educación consciente, respetuosa y no violenta, nos tiene que quedar claro que como adultos, somos los responsables de ocuparnos de conocer, interpretar y valorar lo que sienten, viven y necesitan nuestros pequeños en su real y justa dimensión. Para ello hace falta empatía, es decir, la capacidad de ponernos en sus zapatitos a fin de comprender cómo aprecian e interpretan el mundo desde su punto de vista y su momento evolutivo.
Lo que para nosotros resulta una tontería, a un niño puede significarle la vida entera.  Pensemos un poco antes de apresurarnos a banalizar lo que nuestro hijo siente o quiere decirnos. Tomémoslo en cuenta con el entusiasmo y la seriedad que se merecen. Con el mismo interés y atención que esperaríamos para nosotros en todo momento. Esto hará que el niño se sienta respetado y amado. A su vez constituye la forma más eficiente de enseñarle a respetar, tomar en cuenta y valorar a los demás. 

 Enlaces relacionados

Email: conocemimundo@gmail.com  

Twitter. @conocemimundo


jueves, 10 de diciembre de 2009

Mi micro favorito

Este es uno de mis micros favoritos y al parecer de muchos y muchas también. Hasta la fecha lleva más de 700 descargas desde radioteca.net una iniciativa de Radialistas Apasionados y Apasionadas, auspiciada por la UNESCO que congrega y comparte audio spots radiofónicos de toda Ámérica Latina. Este micro también fue incorporado en una exhibición sobre la plástica infantil, y otros temas relativos a la infancia, en La Galería de Arte Nacional en Caracas. Muchos oyentes llaman y escriben para dar sus impresiones cuando se retransmite por la Emisora Cultural de Caracas 977 FM. Habla de lo que sienten los niños y adolescentes cuando son objeto de castigo físico y humillante. Está narrado por sus propias voces.

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Por una educación consciente capaz de transformar al mundo